Llegar y ver todas las marcas de arañazos en las botas, todas las gotas marcadas de agua y barro…
Anoche al llegar a casa y descalzarnos, observé lo bien que lo habíamos pasado en las huellas que hoy encero.
Generamos acciones en los demás, sin darnos cuenta. Creamoshábitos en las personas que se dejan arrastrar. Conseguimos pequeñas metas, que poco a poco se transforman en grandes triunfos personales. Y cuando los triunfos se comparten en un grupo, por muy pequeño que sea, se convierte en un gran logro para todos.
No soy de las que quieren llegar siempre la primera. No me gusta quedarme atrás y hacer que los demás no avancen, procuro empujarte si es necesario y soy capaz de tirar de ti cuando me lo pides. Camino siempre a tu lado, ni delante, ni detrás.
Puedo entender que no quieras o no te veas capaz de seguir, pero no me agobio por ello. Somos capaces de buscar alternativasy hacer que el plan B funcione a las mil maravillas.
Porque el grupo se puede dividir y seguir creciendocomo tal, solo con el esfuerzo de todos por encontrar el equilibrio se puede disfrutar incluso si fuera necesario de un plan C.
Porque hace tiempo que aprendí que cada individuo tiene sus virtudes y sus defectos, sus condiciones físicas, sus capacidades, su forma de ser, sus recursos y limitaciones…
Lo mejor es conocerse a uno mismo y saber dónde tiene sus límites. Y tener siempre presente que la actitud es una pequeña cosa, que marca siempre grandes diferencias.
Y hoy, después de descansar y organizar ideas, tengo preparada la mochila a juego con las botas para continuar.
