Una jornada laboral, que si bien es voluntaria esta actividad, supone unas cargas elevadas de trabajo y estrés para los mayores.
Al igual tendríamos que tener en cuenta los problemas médicos que normalmente padecen los abuelos con la curiosa contradicción de pasar de ser receptores de cuidados a cuidadores.
Pero no todo es malo, también reciben algunos beneficios. Les ayuda a combatir la soledad, mantienen una actividad física, les hace sentir más útiles participando y contribuyendo en la trasmisión de enseñanza y valores con sus nietos. Por la otra parte, los niños, reciben de sus abuelos valores y respeto, viven nuevas experiencias y aficiones derivadas del intercambio entre diferentes generaciones.
Ahora se acerca el temido septiembre y con él un nuevo curso. Desde la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, nos recuerdan que cuidar de los nietos debe ser una actividad placentera para abuelo y nieto, evitando que se convierta en una carga para la persona mayor, ya que esta situación puede conllevar, a la larga, problemas de salud para los abuelos.