El presidente de la ELA, Manuel Arjona, abrió el acto presentando a su paisano Manuel González Mestre, que como no podía ser de otra manera quiso presentar su último libro en su pueblo, ya que Ochavillo del Río es uno de los protagonistas de la obra.
La lluvia del porvenir vio la luz el pasado 21 de marzo después de años de elaboración. Manuel empezó a escribirlo en 2009, cuando su mujer, Magdalena Bernabé, estaba embarazada de Julia, la hija de ambos a la que está dedicado.
En 2017 el libro fue seleccionado, entre más de cien obras, como finalista en el Premio Fray Luis de León de Narrativa que otorga la Junta de Castilla y León. Después ha sido revisado, añadiendo y suprimiendo, hasta su publicación hace unas semanas.
El hecho de que fuera presentado en el Salón de la Juventud ‘Rafa Yuste’ no fue una casualidad, sino una petición expresa del autor porque este espacio lleva casi medio siglo siendo un símbolo para el pueblo, escenario de eventos y encuentros de todo tipo, y de la primera biblioteca local.
Rafa Yuste fue el cura obrero y jesuita que ideó y puso en pie este lugar con la ayuda de todo Ochavillo, por lo que Manuel González se permitió la licencia de pedir a Manuel Arjona que se coloque una placa con el nombre de Salón de la Juventud, Rafa Yuste, y el año de su inauguración, 1976.
Volviendo al libro, Manuel lo inicia relatando con emotiva minuciosidad la evolución del embarazo de su mujer. «Me puse a hablarle al embrión sobre todo lo que le estaba ocurriendo. Eso me dio el tono que debía emplear a lo largo del libro; como en el cante, el tono es fundamental para contar una historia», señaló.
La lluvia del porvenir también es un homenaje a la generación de nuestros padres y abuelos, a su entrega incondicional para asegurarnos las oportunidades que ellos no tuvieron. Asimismo a aquellos que tuvieron que emigrar desde Ochavillo para buscarse la vida durante el siglo pasado, fenómeno que aún persiste aunque en menor medida.
Manuel González también ha querido contar sobre el mundo rural que conoció y en el que vivieron sus padres y abuelos, para dotar de identidad a su hija. «El primer coche, el cine, la feria, la llegada del primer televisor, la televisión en color, etc.».
Las relaciones familiares y sentimentales, así como la educación de los hijos y el paso del tiempo, son otros temas fundamentales. Este libro muestra la absurda fatalidad que en ocasiones oscurece la existencia humana; pero también la maravillosa fuerza del amor para sobreponernos a las pérdidas y seguir avanzando juntos.
A la finalización, Manuel González recibió el aplauso y calor de sus paisanos. Seguidamente, pasó a firmar y dedicar cada uno de los libros que adquirieron sus vecinas y vecinos, que fueron muchos.