El acto del pasado sábado comenzó con la apertura y bienvenida por parte de Quique González, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Fuente Palmera, y del alcalde colono, Francisco Javier Ruiz, que entregaron unas placas conmemorativas del Parque del Flamenco al guitarrista, Niño Seve, y al presentador del acto, Manolo Curao.
El primero es uno de los nuevos veinte artistas que tienen su atril en el Parque del Flamenco. Asimismo, uno de los protagonistas de la noche, Capullo de Jerez, también tiene ya su rinconcito en este museo de interpretación al aire libre y recibió posteriormente su placa, al igual que el resto de integrantes del cartel: Guillermo Cano, Rocío Luna y Ezequiel Benítez.
Otras novedades del Parque coincidiendo con el aniversario de su inauguración son tres nuevos paneles informativos sobre el cante, el baile y el toque, que fueron donados hace unos meses por los investigadores y hermanos Luis y Rafael Chacón.
Hubo un comentario muy interesante y acertado de Manolo Curao al comentar que Fuente Palmera se había adelantado en el tiempo con este Parque del Flamenco, refiriéndose a la reciente entrada en vigor de la Ley del Flamenco impulsada por la Junta de Andalucía, en la que entre otras muchas cosas destaca la obligación de promocionarlo entre los escolares y las nuevas generaciones.
Entrando en lo principal de la velada, las actuaciones se dividieron en dos bloques. Primero actuaron el onubense Guillermo Cano y Capullo de Jerez, luego hubo un descanso, y finalmente lo hicieron Rocío Luna y el jerezano Ezequiel Benítez.
Cuatro figuras con un perfil diferente que consiguieron levantar al público de sus asientos. El pico de aficionados y aficionadas se produjo en la primera parte, con unas 900 personas presenciando el espectáculo, muchas de las cuales también pasaron por la barra a cargo de la Peña Flamenca La Alondra, que se vio desbordada.
Bastante gente llegó de fuera de la Colonia, sobre todo atraída por esa locura encima de las tablas que representa Miguel Flores Quirós, que a sus 69 años sigue despertando pasiones. De hecho fue el más agasajado y el que más fotos se hizo al acabar su actuación.
Es cierto que tras el descanso bajó el número de aficionados, más acusado tras la actuación de la cañetera Rocío Luna, sobre todo en gente mayor y a causa del frío que se dejó notar ya pasada la 1 de la madrugada.
En definitiva, sublime noche de flamenco en un festival con entrada gratuita que en cualquier otro escenario hubiera costado no pocos euros para disfrutar de la finura de Guillermo Cano, del poderío de Capullo de Jerez, del Flamenco de cátedra de Rocío Luna y del Flamenco en mayúsculas de Ezequiel Benítez.