Asociando felicidad a juventud, pensamos que a los 40 empieza la cuesta abajo Pero las encuestas dicen que la felicidad subjetiva mejora y va aumentando conforme envejecemos. La vejez no sólo trae consigo achaques: también felicidad. No es envejecer lo que resta felicidad, sino las circunstancias que se asocian al envejecimiento.
Los estereotipos hacen que no veamos las ventajas de la vejez. Se puede aprender mucho de los mayores, simplemente porque saben más sobre la vida. La experiencia adquirida a lo largo de los años facilita la adaptación a las nuevas circunstancias y condiciones que impone la edad, pues las personas mayores conocen cómo actuar utilizando destrezas y habilidades que ayuden a superar los vaivenes de la vida. Una persona será más o menos feliz en función de sus circunstancias, sus condiciones de vida y su personalidad.
Cuando pensamos en el fenómeno del envejecimiento miramos sólo la parte biológica. Tendemos a pensar que a partir de una determinada edad nos espera con los brazos abiertos la dependencia, el declive, el deterioro… Son prejuicios y estereotipos negativos sobre la vejez, elementos comunes de nuestro imaginario sociocultural debido a la valoración positiva de la juventud, la belleza, etc. Envejecer no es visto como una etapa natural de nuestro ciclo vital que tiene sus particularidades, sus peculiaridades, sus posibilidades de desarrollo y crecimiento humano, no es una etapa de involución.
Es verdad que se tienen achaques, y que la enfermedad acecha, pero en términos de felicidad, tenemos una común y equivocada creencia: que los días más felices de la vida de las personas se producen cuando se es joven.
Envejecimiento en red
Universidad de Michigan