¿Podrías hacernos un balance de estos ocho años de andadura del Área de Desarrollo?
En este tiempo, que se ha pasado muy rápido, se han abordado muchos campos, al contrario de lo que pueda parecer que solo el Área de Desarrollo está vinculada a ExpoFare. Es cierto que fue la primera tarea que se encomendó, la de hacer un evento relacionado con la agricultura en aras de retomar la antigua feria, pero con una temática distinta y adaptada a la nueva situación. Sin embargo, ExpoFare solo significa el 10 ó 15% de la labor del Área de Desarrollo porque desde el principio este órgano está relacionado con todos los sectores. Así, uno de los hitos más importantes alcanzados ha sido el tema del turismo. Hemos contribuido a consolidar esa asociación de empresarios del sector, Turiscol; y a sentar las bases del turismo en el municipio, aunque queda mucho recorrido aún. Tenemos cerca de un centenar de camas entre todos los alojamientos, algo que era impensable hace unos años. Y siguen abriéndose nuevas casas rurales, lo que indica que es un nicho de mercado. Por otro lado, siempre hemos estado y estamos a disposición de lo que necesite la Asociación Empresarial, fundamentalmente con respecto a Fuente Palmera de Boda. Y resumiendo, hemos estado al servicio de todo el que ha venido, tanto de empresarios como sobre todo emprendedores. En definitiva, lo que se entiende por Desarrollo de un municipio afecta a todos los sectores, a la cultura, al turismo, al deporte, etc. Todo influye en el desarrollo económico de la Colonia, pero evidentemente la agricultura es la que aporta un mayor tanto por ciento al PIB del municipio.
¿Qué te demandan o qué carencias ves en los y las empresarias o emprendedores que vienen a asesorarse?
Bueno, por una parte las empresas ya consolidadas son más reservadas a la hora de comentar sus proyectos, pero veo que en ocasiones falta un poco de planificación y de marcar unos objetivos claros y definidos, saber hacia dónde van. Sobre el emprendimiento quiero destacar que se ha puesto en marcha por parte del Ayuntamiento el Centro de Iniciativas Empresariales, ubicado en la calle Antonio Machado –donde está la sede de la Asociación Empresarial-, dotado de oficinas destinadas principalmente a emprendedores que ejercen su primera actividad laboral. En este ámbito, uno de los cometidos del Área de Desarrollo es ayudar a enfocar la parte empresarial de cualquier profesional. Ejemplo, un licenciado en Derecho puede ser muy buen abogado, pero a la hora de montar su bufete, su negocio, necesita unos conocimientos básicos como empresario, ahí es donde le asesoramos y acompañamos.
Centrándonos en el tema agrícola, ¿qué cambios denotas en el sector en La Colonia después de unos años en los que se ha dejado de hablar un poco de la comercialización, de las hortícolas, de proyectos de organizaciones de productores, de una marca propia, etc.?
En este punto hay que hacer autocrítica. Es cierto que en Fuente Palmera hay un déficit de comercialización, también lo hay en Andalucía e incluso en España, pero aquí está más acentuado. Tuvimos en esos años varias experiencias, unas positivas y otras negativas… Falta unión en el sector, la comercialización es una asignatura pendiente, un reto. Tenemos una cooperativa donde podemos vender muchos productos, pero las hortícolas no. La raíz de esta problemática es que no podemos trabajar sin que el agricultor esté unido, tenga unos objetivos claros y esté totalmente convencido de esa línea de trabajo. Yo no concibo una explotación agraria sin que tenga al menos una pequeña nave o centro donde podamos hacer esa primera manipulación del producto, sin que el agricultor tenga un contacto con una pequeña cadena de supermercados provincial a la que le venda, por ejemplo, tomates, pero ya en sus cajas, calibrados, con un nombre, con una trazabilidad. Las instituciones necesitamos que haya una mínima unión de los agricultores para que nuestra capacidad de ayuda y aportación en la medida que le cabe a un ayuntamiento sea más fluida. Cada uno debe asumir su responsabilidad. El Ayuntamiento se compromete, la Cooperativa también puede comprometerse, pero me falta una pata que es la unión de los agricultores. Pedirles un esfuerzo es muy fácil, pero hay que tener en cuenta que en los últimos cuatro o cinco años no ha habido agua y la motivación para emprender acciones se resiente.
¿Cómo analizas la situación a día de hoy?
Lo principal es que las lluvias de esta primavera han aliviado la situación y se podrá regar durante el verano, pero esto no es la solución a todos nuestros problemas, ni mucho menos. De fondo hay otras realidades, como que la mitad de los agricultores andaluces está en edad de jubilarse, y lo que es peor, solo un 5% de los agricultores andaluces tiene menos de 35 años. La media de edad se sitúa en unos 60. Por tanto, existe poco relevo generacional. Esto lo enlazo con ExpoFare, pues un evento donde ponemos en el centro al agricultor y todo gira para optimizar los recursos y que una explotación agraria sea más rentable utilizando tecnología e innovación, resulta que no es lo suficientemente atractivo para que venga. Hacemos jornadas técnicas tocando realidades, con profesionales de todos los ámbitos, riego, abonos, poda… pero la asistencia no es la que hubiéramos deseado. Parece que hablarle a un agricultor de 60 años de tecnificación y aplicaciones le suena todavía un poco a chino. No obstante, y esto es una opinión muy personal, pienso que la transformación digital y la monitorización, etc., tienen que venir también de la mano de las comunidades de regantes, que son las que tienen que incitar, invitar y presentarle a sus comuneros los nuevos sistemas. Veo y echo de menos en algunas comunidades de regantes de La Colonia, no en todas, ese interés o afán por la transformación de las fincas, es decir, por disponer de herramientas que te proporcionan datos para el riego y el abonado. Regar y abonar por intuición o por costumbre forma parte del pasado, hoy no es eficiente ni rentable. Los datos te dan una información fiel de lo que la planta y el suelo necesitan en cada momento.
¿Crees que el agricultor, en especial el de La Colonia, con tres comunidades de regantes, una cooperativa y otros canales de asesoramiento e información, está muy saturado y cuando llega una feria u otro evento similar, no le motiva lo suficiente para asistir?
Respecto a las ferias, creo que todas han bajado de público. Lo he podido comprobar personalmente en la Feria del Olivo de Montoro o en la de Zaragoza. Quizá la situación de sequía es lo que más ha influido en el ánimo de agricultores y empresas. Pero sí quiero resaltar el acierto que tuvo este Ayuntamiento en reconducir ExpoFare, después de aquella primera feria agroindustrial y especializarla a partir de entonces en el regadío. Fuente Palmera se conoce en el exterior por el Pueblo de las Novias y el reto es que también sea conocida, por lo menos a nivel regional, como el pueblo de la tecnología e innovación en el riego. ExpoFare también está engendrada porque tenemos un tejido empresarial muy puntero con cuatro o cinco empresas que están trabajando en toda Andalucía, fuera de la región, en Portugal y en el continente africano. Dinamizar este sector y que Fuente Palmera sea un icono en la tecnificación de los sistemas de riego creo que también es importante. Asimismo hay otro aspecto que no se ve tanto, y es que contamos con el apoyo inversor de instituciones como la Junta de Andalucía, Diputación de Córdoba, entidades financieras, empresas como Acciona, etc., motivo para seguir trabajando para que Fuente Palmera se convierta en un referente a través de ExpoFare.
Por último, ¿algún otro mensaje al agricultor?
Lo primero para mí es que es un sector digno de admirar. Yo siempre pongo el mismo ejemplo, y es que el agricultor es muchas veces el único que vende sus productos por debajo de su coste. Les animaría a que estén presentes dentro de todo el ciclo de vida de un producto agrícola, porque normalmente cuando el producto cae del árbol, el agricultor desaparece. Pero justamente cuando ese producto se mete en una caja y se monta en un camión es cuando se aplica el valor añadido. Por eso el agricultor tiene que dar un paso más, que pueda tener una marca, un registro sanitario, una clasificación para que sea él quien le dé un poco de ese valor añadido. Esa es la transformación que yo les pido.