Pasamos la vida contando…
Desde muy pequeñitos, en el cole nos enseñaron que el número uno era un soldado que hacía la instrucción y el dos un patito que tomaba el sol…así entre canciones y juegos comenzamos a contar.
Contamos los días que faltan para llegar al fin de semana o a las próximas vacaciones, contamos las monedas que llevamos en la cartera y las que nos quedan para llegar a fin de mes.
Indignados, contamos los casos de corrupción política; tristes, contamos las malas noticias a diario.
Preocupados, contamos el número de parados de nuestro país y los recortes en sanidad y educación.
Contamos con nostalgia el tiempo que hace de aquel acontecimiento vivido…
Toda una vida contando sin parar, sin ser conscientes de que nuestra mente se agita con el ir y venir de números aprendidos y repetidos una y mil veces.
Jamás nos detenemos a recordar aquel primer día en que contamos hasta diez y sonreímos felices ante tal proeza sin sospechar aún que los números nos acompañarían en el camino de la vida.
Hoy, he reaprendido algo que algún día supe pero que había olvidado en el ajetreo de la vida. Ha bastado la sabiduría de un niño para recibir una gran lección; la de contar cosas preciosas.
Con sus pequeñas manos, Joselín se ha acercado a mí y me ha dado un besito repitiendo, como si memorizase, las palabras mágicas: un beso!!. Ha sonreído y ha vuelto a besarme diciendo en voz muy alta y segura: dos besitos!!. Retirándose un poco y muy sonriente, ha tomado impulso para acercarse de nuevo y en un arrojo de cálculo matemático ha proseguido: tres besitos!!!. Y, a continuación, orgulloso de su buen cálculo matemático, el pequeño ha sonreído y ha dicho: te quiero” un montón”.
Así a sus dos años, ha comenzado a contar hasta tres y con el ir y venir de números me ha recordado lo hermoso que es contar números, contar flores, contar sonrisas y nubes de algodón, contar amigos y caricias, contar ideas geniales y momentos deliciosos…
Hoy, he reaprendido el valor de los números y las cantidades. Lo poco es algo que debemos alimentar para que llegue a mucho si es bonito, o tal vez debemos de olvidar para que sea nada. Y lo mucho, si es bueno, más vale que sea “un montón”,porque no valen las medias tintas en esto de contar cosas preciosas y “los montones” son esperanzadores y luminosos.
Así, cada día está lleno de “montones” que con el ir y venir de números y cálculos de adultos que olvidaron contar lo realmente bonito, “los montones” se vuelven invisibles y se antojan imposibles.
Hoy, he tomado la sabia decisión de convertirme en una apasionada de las matemáticas y los números que suman alegría y luz; también seré fiel seguidora de los que restan dolor y tristeza. Propongo hacer continuas multiplicaciones de abrazos, besos y buenas noticias. Dividamos todo aquello que causa dolor y multipliquemos por cero la atención prestada a los acontecimientos que no están en nuestras manos.
Contemos la belleza de la vida con los dedos, con calculadora, con la imaginación…contemos del uno al infinito!!!-