Todo ocurrió justo cuando comencé mis estudios en la Facultad de Derecho de Sevilla, allá por septiembre de 2008. La profesora encargada de impartirnos la asignatura “Historia del Derecho” nos realizó una especie de examen para saber cual era nuestro conocimiento en este aspecto (como podéis imaginar, prácticamente nulo, puesto que no llevábamos ni dos días en la carrera). Al día siguiente, cuando trajo de vuelta los exámenes corregidos, nos dijo que no los iba ni tan siquiera a repartir para que viéramos nuestra puntuación, pero nos contaría algo que nos sería útil de por vida, algo que se nos grabaría en nuestras memorias para siempre. Y al menos conmigo funcionó.
Nos contó la historia, atribuida a Carlos V. El emperador debía firmar una sentencia que decía así: “Perdón imposible, que cumpla su condena”. Pero el monarca, según se cuenta, cambió la coma de sitio antes de firmar, “Perdón, imposible que cumpla su condena” y de ese modo cambió la suerte de algún desgraciado.
Al menos yo, desde este día, cuidé minuciosamente mi ortografía en este aspecto, ya que, es cierto que, por tan solo cambiar una coma de lugar, una frase puede significar otra cosa completamente distinta a lo que nosotros queríamos expresar. Algunas veces sería para bien, pero otras, y por el contrario, para mal, por eso hay que tener mucho cuidado con la ortografía a la hora de usarla.
No quiero ni imaginarme la ortografía que habría en aquellos exámenes, en una clase de 70 personas, para que la profesora no quisiera decirnos nuestra puntuación y se animara a contarnos esta historieta.
Quería compartir con vosotros esta historia, dado que, la ortografía es muy importante en cualquier aspecto de la vida, pero creo que en el Derecho aún más, si cabe. Como habréis podido observar, por una coma, una persona fue liberada de cumplir condena. Aquí estamos hablando de la libertad de alguien, que no es cualquier cosa.