La vuelta a las aulas está siendo sin duda, uno de los asuntos que está generando mayor incertidumbre y debate en la sociedad.
Con un documento de 31 páginas titulado Decálogo para una vuelta al cole segura, la Junta de Andalucía trata de dar respuesta a todas las consultas, dudas y cuestiones que las direcciones de los centros, y los docentes en general, han planteado hasta la fecha.
Ya que, “el inicio del nuevo curso 2020/2021 supone un reto y una gran responsabilidad para nuestra sociedad en su conjunto, y requiere de la unidad y el apoyo necesarios de todos los agentes sociales y educativos para hacer efectivo el derecho de nuestro alumnado a una educación equitativa y de calidad, para el que se considera fundamental la presencialidad en los centros y en las aulas”.
Pero del dicho al hecho hay un trecho y las dudas persisten en la comunidad educativa en general, a pesar de la infinidad de respuestas a otras tantas cuestiones y supuestos que plantea con buena intención la máxima autoridad regional en esta materia.
Y esto toma mayor calibre en los centros con un elevado número de alumn@s. En la Colonia se dan los dos extremos, sin irnos más lejos el CEPR Federico García Lorca, con más de 500 escolares a los que hay que añadir unos 30 maestros/as, monitoras, administración, conserje, equipo de limpieza, servicio de comedor y aula matinal, etc., y los colegios de las aldeas, donde más que nunca se van a alegrar de estar casi en familia.
La patata caliente está en el tejado de los equipos directivos, inmersos en la elaboración de un protocolo encargado por la Consejería de Educación para garantizar una vuelta segura del alumnado. Además tienen que constituir una comisión Covid 19, que es la que tiene que hacer dicho protocolo, el cual debe ser aprobado antes de que comiencen las clases por el Claustro y el Consejo Escolar.
Toda la organización del curso 2020/21 estará orientada en base a este protocolo donde se determinarán entre otras cuestiones:
• Grupos de convivencia que no se mezclarán con otros del centro.
• El horario se establecerá con el objetivo de que en cada grupo entren el menor número de docentes, siempre que los recursos nos lo permitan.
• Utilizaremos espacios como el “Parque del Agua”, cedido por el Ayuntamiento, para dividir el recreo y ganar espacios abiertos para impartir la Educación Física.
• Asignación de aseos a los grupos de convivencia.
• Establecer frecuencias en el lavado de manos.
• Determinar el uso de la mascarilla.
• Medición de la temperatura del alumnado en la entrada al centro.
• Habilitar nuevas entradas a la escuela para que haya una mayor separación del alumnado.
• Establecer la mayor distancia de seguridad posible en las aulas (hay que recordar que en algunas unidades tenemos más de 25 alumnos/as).
• Formación del profesorado y del alumnado sobre plataformas digitales en caso de confinamiento.
• Habilitar nuevos espacios para los turnos de comedor.
• En el inicio de curso atenderemos todas las situaciones particulares de cada familia.
Nos consta que en el Colegio Federico García Lorca hay descontento con los recursos humanos y de espacio con los que cuenta el centro para dar una respuesta a una situación de tal envergadura y tan excepcional. De ahí que a la dirección les estén llegando mensajes de preocupación sobre el inicio del curso.
La cuestión no es hacer un protocolo, sino que tenga garantías y su aplicación sea eficiente. Pero para eso hacen falta recursos y un análisis más exhaustivo y concreto de las condiciones de cada centro, lo cual me atrevo a afirmar que no se ha hecho y que no obstante, quizá no hubiera dado tiempo a realizar con vistas a iniciar el curso el 10 de septiembre.
