Con una Plaza La Fuente abarrotada de público comenzó la fiesta con la actuación del Coro Rociero de Ochavillo, al que siguió una buena dosis de copla a cargo de Patricia Arenas, concursante del programa «Se llama copla».
A continuación subió al escenario la alcaldesa, Aroa Moro, para presentar el acto.
Como es tradicional, se rinde homenaje a algún matrimonio o vecin@ que tuvo que marcharse de Ochavillo para buscarse un futuro mejor, pero que cada año vuelven a su pueblo varias veces, bien por la feria, para esta fiesta y en otras fechas señaladas como Navidad o Semana Santa, siempre que pueden y cuando sus quehaceres o trabajos se lo permiten.La alcaldesa recordó aquellos años de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado cuando fueron miles y miles de andaluces los que tuvieron que emigrar a otras zonas de España o de Europa, con las maletas de madera o de cartón y subiéndose a esos trenes, imágenes que nos han quedado en la retina cuando se habla de emigración.
Aroa Moro también quiso reseñar que con estos años de crisis reciente en nuestro país han sido muchos los jóvenes de Ochavillo que se han tenido que ir lejos. «Aunque esta fiesta es de homenaje a esos emigrantes mayores que siempre vuelven a Ochavillo, también tenemos muy presentes a esos jóvenes que no están hoy aquí, por lo que pido un aplauso para todos», recalcó la alcaldesa.Esta edición 2018 de la Fiesta del Emigrante vino con una sorpresa, púes antes de desvelar a los homenajeados, se tuvo un detalle con otro emigrante, al que se quiso agradecer su cariño con el pueblo y su compromiso con Ochavillo.l@s ochaviller@s al mediodía del 15 de agosto, «una de las mejores que nos comemos a lo largo del año», apuntó la alcaldesa.
Además, ya fue Emigrante del Año en 2010. Se trata de Manuel García Castell, que emigró con 9 años, sexto hijo de diez hermanos. Actualmente vive con su mujer en Barcelona y como mínimo viene dos o tres veces al año, ya que tiene casa propia en Ochavillo. Además, es el cocinero de la paella que cada año disfrutanManuel agradeció el reconocimiento y señaló que «me siento ochavillero desde toda la vida, es un orgullo para mí hacer el arroz todos los años y mientras viva y pueda, seguiremos con ello. Gracias y a pasarlo bien».
Seguidamente la alcaldesa pasó a narrar la vida de los homenajeados como Emigrantes del Año 2018. Ambos nacieron en Ochavillo en los años de posguerra y miseria, pero en grandes familias humildes y trabajadoras. Nacieron en 1952 y 1953 y pertenecen a familias de siete hermanos. Él es el tercero y ella la mayor de los hermanos. Su infancia y juventud transcurrió en el pueblo. Él empezó a trabajar en el campo y luego probó suerte como yesero junto a su hermano. Ella ayudaba en casa y pronto comenzó también en las tareas agrícolas.
Luego llegó la emigración y la pareja se casa en Valencia en 1974. Un año después nace su primer hijo. Posteriormente regresan a Ochavillo, donde tuvieron a sus otros tres hijos, dos de ellos mellizos. En la actualidad tienen siete nietos. Después volvieron a emprender una nueva aventura, esta vez en Cataluña. La familia se asentó en Hospitalet de Llobregat, pero definitivamente se instalan en Cornellá, pueblo cercano y lleno de familiares y emigrantes andaluces. Él desempeña sus primeros trabajos como albañil en la construcción, hasta que en 1994 arrienda un bar en Sant Joan de Espí. Pero en 1998 consigue comprar su propio local en Cornellá, que mantiene aún pero ahora regentado por su hijo mayor.
En ambos negocios de hostelería instauraron la comida típica andaluza, sirviéndose para ello de muchas recetas de sus madres y abuelas de Ochavillo.Nuestro matrimonio, ya jubilado, ha pasado este último año a caballo entre Cataluña y Ochavillo, púes aquí tienen una casa en la calle Barrionuevo, pero también le tienen mucho cariño a su huerto en Cornellá y, sobre todo, a sus cuatro hijos y siete nietos. El bar se llamó Casa Rafa y hoy en día es Casa Pepa y Rafa.
Después de estos datos todo el público ya sabía a quiénes se refería la alcaldesa: Rafael González Castell «El conejo» y Josefa Hens Aguayo «la Pepa de Zamarra». Con el aplauso y la ovación del público subieron al escenario a recibir el galardón. Por supuesto, no tenían ni idea de que serían nombrados emigrantes del año. Ambos agradecieron el reconocimiento y el cariño de todos, señalando que no se lo esperaban.
A continuación, la tía de Pepa, también Pepa Hens, le dedicó una tierna y bonita poesía a su sobrina, culminando el acto de reconocimiento con la actuación del Coro Rociero de Ochavillo del Río, que cantó un tema mitad sevillanas mitad poesía compuesto especialmente para los emigrantes.
El colofón a la noche la puso la actuación de la Orquesta Stylo.
Hoy 15 de agosto continúan las actividades de la Fiesta del Emigrante con un arroz para todos los asistentes, cocinado por Manuel García Castell. A las 14.30 h. los más peques disfrutarán de un tobogán con piscina y juegos de agua y las 17.30 tendremos animación y fiesta de la espuma de colores para todas las edades.