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Manuel González Mestre: «Rafa Yuste siempre estuvo al lado de los más humildes»

El escritor y editor, Manuel González Mestre, natural de Ochavillo del Río y residente en Córdoba, donde desarrolla su actividad profesional –ahora al frente de la Editorial Jiracebra-, acaba de publicar 'Bien Aventurados. Rafa Yuste. El valor de la memoria', libro dedicado a uno de los tres jesuitas (junto a Paco el cura y Miguel Ángel Ibañez) que llegaron a la Colonia en la década de 1970, dejando con los años un legado humano y social irrepetible.

El autor nos adentra en esa etapa que revolucionó la Colonia y nos acerca a la figura de Rafa Yuste, que nos dejó hace poco más de dos años. Rafael Yuste Moyano nació en Fernán Núñez en 1943. Fue doctor en Filosofía, licenciado en Teología y con estudios de Magisterio. Estuvo 57 años en la Compañía de Jesús y 47 de sacerdote. En 2013 Fuente Palmera lo nombró hijo adoptivo, junto a Paco y a Miguel Ángel.

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En primer lugar, Manuel, nos gustaría que nos contaras en qué contexto se produce la llegada de Rafa Yuste a Fuente Palmera

En el año 1972 llega a la Colonia de Fuente Palmera el grupo de jesuitas, curas obreros, entre ellos: Rafa Yuste, Paco López de Ahumada y Miguel Ángel Ibáñez (este lo haría algo más tarde). Habían pedido al obispo José María Cirarda que los enviase a la zona rural más deprimida de la provincia de Córdoba, en aquel entonces la Colonia de Fuente Palmera. Para encarnarse entre los más pobres, a la manera del evangelio para imitar a Jesús.
La llegada hay que situarla en el momento histórico: el Concilio Vaticano II que había tenido lugar en el año 1965 y que supone un impulso reformador de la Iglesia y de acercamiento a los más necesitados. En él los jesuitas tuvieron mucho que ver. Ese mismo año es elegido superior de los jesuitas un hombre clave: el Padre Arrupe. La Compañía de Jesús va a dar un giro total. La orden más elitista e intelectual, hombres de frontera con varias carreras universitarias y con idiomas, a partir de ahora (no digo que todos) van a tener que vivir entre los más pobres ellos, aprender de ellos, tomar de ellos e intentar cambiar las estructuras sociales para conseguir un mundo más justo.
A ello hay que añadir el cambio que se está dando, aquí en España, en una parte de la Iglesia en contra de la dictadura franquista y en favor de la democracia.


¿Qué supuso para Fuente Palmera la presencia y acción de estos tres curas obreros?

La llegada del grupo fue un cambio radical en la manera de entender la religiosidad. Una aproximación a la gente del pueblo: pusieron en marcha escuelas de adultos nocturnas en diferentes aldeas (entonces el índice de analfabetismo era muy elevado), abrieron bibliotecas, pusieron en marcha ciclos de conferencias, viajes para conocer otras ciudades, obras de teatro (se recordará la ópera-rock Jesucristo Superstar donde participaba medio centenar de jóvenes, muchachos y muchachas), facilitaron que muchos jóvenes pudieran salir fuera a estudiar, la creación de grupos de rock…
La casa de los curas en Fuente Palmera era un lugar abierto por donde pasaba todo el mundo y donde los jóvenes podían oír música, elegir un libro o conocer a personas que venían hasta aquí para descubrir la experiencia que habían puesto en marcha este grupo de hombres: profesores, abogados, pacifistas, políticos en la clandestinidad…
Todo ello en el comienzo de los años 70 resulta una sacudida para las conciencias de gente que hoy día tienen más de cincuenta y sesenta años. Y que ha determinado su manera de ver y entender la vida. Y eso sigue vivo en una parte de las generaciones posteriores: toda historia es deudora de una historia anterior.
Al mismo tiempo, Rafa y Paco (Miguel Ángel era mayor y estaba delicado de salud) marchan a trabajar al campo: al algodón, a la aceituna a Jaén, a la vendimia a Francia, a la remolacha a Valladolid… a compartir entre la gente sencilla y a practicar el evangelio. Sin dogmas ni proselitismos.
El libro aunque se centra en la figura de Rafa Yuste, trata de ser un homenaje a los tres jesuitas que más tiempo estuvieron entre nosotros. Rafa Yuste hasta 1981, Miguel Ángel Ibáñez se marchó algo después. Y nuestro Paco que estuvo hasta el último momento. De ahí que se dediquen algunos capítulos a Paco y Miguel Ángel.

¿Qué destacarías de la figura de Rafa Yuste?

Rafa tenía mucha conciencia de lo social. «Me gusta la igualdad hasta en los cementerios», decía. Era el más político de los tres, tuvo oportunidad y ofrecimientos para hacer carrera (tanto dentro de la Iglesia como fuera) pero siempre los rechazó. Durante un tiempo (en los años 80) se adentró en el terreno sindical y llegó a ser el secretario de organización de CCOO del Campo en Andalucía y miembro de la ejecutiva nacional.
Poseía una capacidad arrolladora para tratar con todo el mundo, sin rechazar a nadie: ni al ateo más furibundo ni al más dogmático de los creyentes. «El hombre del millón de amigos», como lo designó su compañero y amigo el jesuita José Juan Romero. Al igual que Paco, era capaz de poner a muchas personas distintas a funcionar por una causa común y justa. Todo ello desde la valentía y la serenidad, con una ironía y un sentido del humor fuera de lo normal. Siempre del lado de los más humildes y dispuesto a celebrar la vida tras una jornada de trabajo: a charlar, a tomar un trago o a cantar…

¿Por qué has escrito este libro, por qué Rafa Yuste, por qué este título…?

Hacía tiempo que Rafa y yo le dábamos vueltas a la idea de este libro, pero nunca encontrábamos el momento. Yo siempre he mantenido una relación muy cercana con Rafa. A pesar de que cuando él llegó a la Colonia de Fuente Palmera yo solo tenía un año de edad. Pero mi casa, mis padres y hermanos, ha sido la suya y siempre hemos mantenido la cercanía a pesar de sus estancias como misionero o profesor en Nicaragua, Paraguay, Brasil, Marruecos… Hasta que a comienzos del año 2017 le detectan a Rafa un cáncer de pulmón con metástasis en otros órganos y es cuando comienza a fraguarse el libro.
La técnica que he utilizado para escribir este libro mezcla varios géneros literarios: la biografía, la entrevista (el propio del protagonista y decenas de testimonios de personas que lo conocieron), la crónica, el género epistolar, el ensayo, la novela… intentando dar al lector una lectura ágil y amena.
El título viene de las Bienaventuranzas que para Rafa sintetizaban el cristianismo más auténtico, ese Jesús al que tanto admira. El subtítulo El valor de la memoria destaca la importancia de ésta como ingrediente de la historia y como reconocimiento de lo que somos hoy y por qué.

¿Cómo se puede adquirir el libro?

Dirigiéndose a mi facebook: Manuel González Mestre o a través del email: bienaventuradosrafayuste@hotmail.com
Se lo haremos llegar por mensajería a todas las personas interesadas.

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