Actualmente, en el mundo hay 70,8 millones de personas desplazadas a la fuerza (por guerras, hambrunas, pandemias.., ) fuera de sus casas. Y esto mismo está sucediendo allí, en el campo de refugiados de los Montes Mandara, en Ouzal (Camerún), donde ese pequeño gesto de lavarse las manos para no contagiarse ni propagar la enfermedad se convierte en el mayor reto de todos. Sobre todo cuando el agua del grifo escasea, o como es su caso no existe.
«La capacidad de un cubo pequeño es toda el agua que tienen para lavarse, comer, cocinar, beber… para absolutamente todo», eso nos puede dar una idea de cómo les está afectando.
Según ACNUR y la Organización Mundial de la Salud (OMS), se necesitan entre 15 y 20 litros de agua por persona al día para cubrir las necesidades básicas de salubridad y bienestar.
Hacinados y sin agua: los campos de refugiados ante la pandemia
Como consecuencia de la falta de acceso al agua, en estos lugares es habitual que haya una insuficiencia de saneamiento básico, es decir, que carecen de condiciones sanitarias básicas. Oficialmente, nunca debería haber más de 20 personas por letrina, pero en los campos de refugiados a veces hay hasta 45 personas por cada aseo, como ocurre en los campos de Sudán.
«Normalmente, hasta que la gente no está viviendo como se exige, es decir, en casas, y se les permite construir un baño dentro, es muy complicado que se cumplan unos mínimos de salubridad, porque cuando solo dispones de 10 litros de agua para tu vida, limpiar los baños no es una prioridad».
Es por todo esto que una de nuestras principales preocupaciones además de los envíos de urgencia que en estos días se realizan con mascarillas, guantes, gorros, batas y jabones, es poder llegar a construirles un pozo dentro del campo de refugiados (que huyen de los ataques de Boko-Haran), lo cual sin duda ayudará a eliminar otras tantas enfermedades que les provocan todo tipo de diarreas, que pueden venir por diferentes tifoideas o cóleras; además, estas se ven agravadas por las infecciones respiratorias provocadas por el polvo y la falta de lluvia y es muy común que se produzcan fiebres desconocidas o provocadas por la malaria o el dengue.
“Nadie es capaz de llevar una vida digna sin agua y ninguna pandemia se puede superar sin ella”. Este es el desafío al que se enfrentan, a diario, aquell@s que intentan mejorar las condiciones de vida de todas las personas que se han visto forzadas a abandonar sus hogares.
La ONG Los Amigos de Ouzal llevará a cabo este próximo lunes los tres primeros envíos de material y productos sanitarios con: 990 mascarillas, 6 pantallas protectoras, 300 pastillas de jabón, botes de desinfección, cajas de guantes, gorros de plástico, esponjas y manoplas.
Además de las donaciones de sus soci@s, han participado numerosas vecinas tanto de Fuente Palmera como de Fuente Carreteros en la confección de mascarillas y diverso material, asociaciones de Fuente Carreteros, la Parroquia Purísima Concepción y la empresa Higar Novias.