Cuatro años después, IU de La Colonia de Fuente Palmera ha vuelto a celebrar los reconocimientos a compañeros y vecinos por su trayectoria vital de lucha y compromiso con los valores de libertad, igualdad, fraternidad, justicia y solidaridad.
El responsable de Organización de IU, Quique González, presentó el acto pidiendo nada más comenzar que «el primer aplauso fuera sin ninguna duda para los compañeros que nos han dejado en estos años: Bartolomé Gomaríz Valcarreras, Juanillo, Juan Hens Castell, Victor Manuel Cepedello López y hace hoy un mes el camarada Manuel Jiménez Soldado, el molinero».
Seguidamente intervinieron Francisco Javier Sánchez Guisado, coordinador local, y Francisco Javier Ruiz Moro, alcalde colono, y se visionó un vídeo sobre el último año de gestión de IU en el Ayuntamiento de Fuente Palmera. La jornada estuvo salpicada por la música del cantautor y poeta, de raíces colonas, Francisco Javier Vera Díaz, «El Vera».
La segunda parte de la velada se centró en los reconocimientos. El primero fue para Julián Hermán Rovira, «persona comprometida, de partido, siempre en el tajo y en la lucha. Luchador nato por La Peñalosa y su La Ventilla natal». Leyó su expediente Marta Montenegro Anales.
Julián Hermán nació un 4 de febrero de 1958, en la casilla de Ernesto Villamor, muy cerquita de La Ventilla. Es el segundo de 8 hermanos, 5 hombres y 3 mujeres. Todavía hoy puede disfrutar de su madre Rosario con 90 años, 19 nietos, 19 biznietos y 1 tataranieto.
Empezó a trabajar de niño, siempre en tareas agrícolas. A mediados de los años 70 se sacó el carnet del Partido Comunista, en el sitio de reunión del Bar de “Agonías” de La Ventilla, donde quedaban con los compañeros ventilleros y colonos con mucho cuidado y también con mucho miedo. Allí se reunían cada vez que tenían que afiliar a algún compañero más o ponerle los sellos mensuales de pagado a las cartillas de los carnets.
Julián se casó en 1980 con Carmen Ramírez Arroyo y tuvieron dos hijos, Edu y Carmen, pero desgraciadamente la vida le dio un golpe muy duro en 2003 cuando falleció su hijo Edu con tan sólo 22 años, debido a esta maldita enfermedad llamada cáncer.
Para contrarrestar de alguna manera estos golpes que le dio la vida, nuestro protagonista goza y disfruta de su hija Carmen y sus 3 nietos, Edu, David y Daniel, de 11, 8 y 4 años de edad.
Es muy aficionado al deporte, hoy es un gran deportista nato, recorre con la bicicleta caminos y carreteras de toda la geografía andaluza, hace senderismo junto a su mujer Carmen y también son muy aficionados al baile de salón.
Julián guarda y lleva en su cuerpo unos valores de revolucionario desde que nació, participando siempre en todas las manifestaciones reivindicativas que se convocan anualmente en Córdoba, Sevilla; también participó en la de la cárcel de Jaén para pedir la libertad de José Bódalo y dos veces en Madrid en las Marchas por la Dignidad.
A Julián le gusta llevar a gala y recordar una frase que leyó una vez en una manifestación en Sevilla: “Si luchamos, podemos perder; si no luchamos, estamos perdidos”.
Recibió la placa de reconocimiento de manos de Francisco Javier Ruiz y Salvador B. Barea. Dedicó unas palabras al público, recordando especialmente a Manuel Jiménez Soldado, también apodado «El Titi», y recitando una bonita poesía escrita por él mismo.
Antonio Cuenca Ramos, un jiennense de Palma del Río afincado en Ochavillo
El segundo homenaje correspondió a Antonio Cuenca Ramos, «El Pajarillo», persona muy comprometida con los más débiles y desfavorecidos, que se jugó la vida en la clandestinidad. Leyó su expediente Quique González Mestre.
Es una de las personas más relevantes en la lucha obrera del Valle del Guadalquivir y uno de los representantes dentro de la comarca del movimiento obrero.
Nació en Mures, anejo de Santa Ana, municipio de Alcalá la Real (Jaén) en el año 1936, un 10 de agosto en plena Guerra Civil. Cuando se perdió la guerra, se produjo un éxodo migratorio, en el que nadie sabía para dónde iba a tirar, y sus padres terminaron en la Vega de Santa Lucía, al lado de Palma del Río, donde estuvieron algunos años; de ahí llegaron a El Mohíno.
Ha sido un activista toda su vida, empezó con 17-18 años; un hombre de Palma más mayor que él que al que le decían Gazpirri, le traía periódicos viejos, que le impulsaron a su lucha política. Al principio iba en bicicleta desde Palma del Río a los pueblos de alrededor, de noche, lloviera, venteara o hiciera calor, tirando propaganda.
Traía papeles y octavillas a Ochavillo del Río, y las que no se tiraban las dejaba en el bar de Ricardo. Cuenta que había cierto movimiento en Ochavillo, aunque no puede acordarse de quienes eran los que formaban parte de él.
Parte de su vida la ha dedicado a la clase trabajadora. Militó en el Partido Comunista de España, conoció a Ignacio Gallego y a todos los líderes del Partido que vinieron por aquí, porque algunos no pudieron hacerlo.
Confiesa que pasó muchas fatigas, pero para él era hermoso y bonito haberse encontrado con quienes conoció en la lucha obrera. Compartió lucha con Campanario, un histórico de Palma del Río, que fue teniente de alcalde en el Ayuntamiento; conoció al primer alcalde democrático de Palma del Río, Manuel López Maraver, el Barbero; y fue también en las listas en las primeras Elecciones Democráticas Municipales de 1979.
Fue responsable de Finanzas y responsable de Propaganda del Partido Comunista en la clandestinidad. Recuerda que un guardia civil quiso alquilarle parte de su casa como cochera para un vehículo, seguramente para tenerlo mejor vigilado; no llegó a alquilársela.
Sobre su vida personal, se casó con Piedad Barragán Padilla y enviudó en 1992; tuvieron tres hijas, Antonia, Juana y Soledad, las cuales le han dado 5 nietos y 4 biznietos. Al principio vivieron en El Mohíno y luego se fueron a Palma del Río.
En 1998 vuelve a tener de nuevo contacto directo con Ochavillo del Río, viniendo a compartir su vida con Natividad Castell González, hasta el fallecimiento de la misma. En Ochavillo siguió trabajando en sus tareas agrícolas del campo, en la finca de Nublos y otras, además de llevar su pequeña parcela, con la que disfruta en su jubilación, además evidentemente de compartir tiempo con sus familiares y amigos.
Por último, Antonio Cuenca manifiesta que «todas las luchas obreras son necesarias, hay que estar más unidos, hay que luchar más; todos los capitalismos son malos, pero el nuestro es el peor».
Recuerda a los grises pegando bolazos de goma por el centro de Palma a finales de los setenta cuando los obreros del campo se manifestaban reivindicando sus derechos y para romper también el alto grado de cultura que se vivía en Palma en aquellos años.
El acto en la sede de IU de la avenida Blas Infante, llena de público, concluyó con la interpretación del himno de Andalucía y con un aperitivo para todos los y las asistentes.