Ana Belén Pistón Rodríguez y Enrique Rosa Moro son dos amigos de siempre de Fuente Palmera que hace aproximadamente un año comenzaron su idilio con el deporte a raíz de su participación en el Duatlón Cross de Fuente Carreteros, el cual celebrará una nueva edición el próximo 2 de diciembre y para el que animan a cualquier persona a disputarlo y disfrutarlo.
Ana Belén tiene 37 años, es psicóloga y trabaja en Córdoba, donde reside junto a su marido y su hijo de cinco años. Ni de pequeña ni de más joven practicó ninguna modalidad deportiva de forma continua. Su primera vinculación más o menos en serio se produjo cuando su marido, Toni, la animó a hacer alguna ruta en bicicleta, ya que él es muy aficionado. De hecho, es el presidente del Club Deportivo Carretereño y del Club MTB de Fuente Carreteros. «Al principio fue muy esporádico, hacíamos alguna rutilla pero más bien para dar un paseo y poco más», comenta Ana Belén.
También nos confiesa que no aprendió a nadar hasta que dio un curso al final de la carrera de Psicología de actividades acuáticas para discapacitados, enfocado a su trabajo. Durante las primeras ediciones del duatlón de Fuente Carreteros se quedó con las ganas de dar el paso y participar, hasta que el año pasado se decidió por fin, pese a no haberlo preparado apenas. Sufrió de lo lindo, pero lo terminó. A partir de ese momento se habituó a coger la bicicleta, se inscribió en la Peña Ciclista de Fuente Palmera y tiene un grupo de amigas de Córdoba con el que sale de ruta por la sierra. No obstante, Ana Belén no sigue ningún entrenamiento específico porque no tiene tiempo para eso…»voy entrenando cuando puedo».
Enrique tiene 39 años, está casado, vive en Fuente Palmera y se dedica al sector de la ganadería. Su caso es similar, púes no hacía nada de deporte hasta hace un par de años, cuando el marido de Ana Belén lo convenció para hacer una ruta cicloturista. Pero después de eso, sólo salía en bicicleta en contadas ocasiones y participó en un par de cicloturistas más. Fue en septiembre del año pasado cuando en una reunión de amigos, Enrique animó y convenció a Ana Belén para apuntarse al duatlón cross de Fuente Carreteros. Sólo entrenaron un mes, pero lograron terminar la prueba, compartiendo el sufrimiento. A partir de ahí «ya empezamos a picarnos y nos apuntamos a todas las pruebas de la provincia, la mayoría en modalidad cross y una de carretera», apunta Enrique.
A Enrique se le da mejor la bicicleta de montaña, mientras que a Ana Belén la de carretera. Curiosa es la anécdota de que Ana Belén estuvo disputando los duatlones hasta febrero con su «vieja» bici de montaña, más pesada de lo normal para estas pruebas, hasta que la convencieron de que tenía que adquirir una más ligera.
Después de correr en Fernán Núñez -en dos ocasiones-, Castro del Río, La Victoria y alguno más, el afán de superación de ambos les llevó a decidirse por probar con el triatlón. «Pensamos que si habíamos podido con la bicicleta, por qué no dar un salto más, ¿podríamos nadar y luego coger la bicicleta? Era un desafío y de nuevo lo afrontamos sin apenas entrenamiento».
La cita llegó hace unas semanas en Alcolea. Era una prueba independiente y de carácter solidario, al margen de cualquier competición oficial. De hecho, no siguió el orden establecido del triatlón, púes el primer tramo fue de 17 kilómetros en bicicleta de montaña, el segundo fue la natación (400 metros) en la piscina de Rabanales, un tercer tramo en bicicleta de 9 kilómetros, y la carrera a pie de 6,5 km. Además, era una prueba cronometrada y los participantes salían con un tiempo de diferencia entre unos y otros.
Pero lo más rocambolesco de toda esta historia es que Enrique apenas sabía nadar hasta la fecha. «Yo no había nadado más de veinte metros en mi vida, lo mío era de piscina y barbacoa con amigos, me tiraba y me salía. Por tanto, tuve que aprender a nadar, me apunté en La Carlota y con siete clases me presenté al triatlón».
Los primeros kilómetros del triatlón de Alcolea se le hicieron algo largos a Ana Belén, que venía de un verano de poca práctica sobre las dos ruedas, además de que el terreno estaba muy seco y el recorrido tenía unas subidas y bajadas con muchas piedras. Su remontada comenzó en el segundo tramo de bicicleta, llegando tercera a la transición, posición que conservó durante la carrera de trail hasta la línea de meta.
Enrique comenta que ellos esperaban «un triatlón más flojito, pero se hizo bastante duro». Sin duda, «ha sido un experiencia muy gratificante, una vez que terminas te sientes pleno, el sufrimiento tiene su recompensa al final. La verdad es que es un poco sufrido participar sin tener un entrenamiento en condiciones, pero yo también salgo a correr cuando puedo».
Para Ana Belén, y habla con conocimiento de causa, «la bicicleta es un antidepresivo natural, desconectas y vuelves renovad@ totalmente.
De esta manera, quieren animar a la gente a que se apunte al duatlón de Fuente Carreteros del 2 de diciembre, nueva fecha del evento tras haberse anulado para este sábado. «Tienen que probar porque es una modalidad deportiva que está a la mano de todo el mundo, no hace falta ser profesional ni mucho menos. Además, tenemos a nuestro favor que no llevamos la presión del tiempo, nos da igual la clasificación, no pensamos en salir a tope para quedar lo más arriba posible, vamos a nuestro ritmo con el objetivo de cruzar la meta».
Con la ambición por bandera, Enrique y Ana Belén se marcan como objetivo a medio plazo disputar el triatlón de Posadas. Pero antes, el 29 de este mismo mes, quieren disputar el Palmital Trail de la localidad malena.
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