Gracias a su implicación y a la labor del profesor José Antonio Martínez, se ha convertido en una herramienta pedagógica ideal con presencia en todas las asignaturas, que potencia conceptos como el desarrollo sostenible, el respeto medioambiental, la ecología, la alimentación saludable, la gestión de residuos y el reciclaje, y fomenta valores como el trabajo en equipo, la responsabilidad, la constancia y el emprendimiento.
El proyecto de huertos escolares surgió en el colegio el curso pasado dándole uso a una pequeña zona de las antiguas pistas de atletismo donde se practicaba el salto de longitud y otras disciplinas. La idea comenzó a funcionar de la mano de la profesora de 6º de Primaria, que este año fue trasladada a Lora del Río. Entonces, José Antonio Martínez Trujillo, tutor de 5º de Primaria, cogió el testigo, pero añadiendo otras novedades y dándole una vuelta de tuerca como se suele decir. De ahí que al huerto se sumaran el gallinero y un pequeño invernadero, este último pensado principalmente para que no se pierdan los cultivos por el tema del frío.
El objetivo de este proyecto no es sólo que los alumn@s aprendan el arte de cultivar y que obtengan verduras, hortalizas y huevos para el consumo, sino que se trata de una herramienta pedagógica muy útil que conecta prácticamente con todas las asignaturas y cuyo fin último es fomentar la cultura emprendedora en edades tempranas. De esta forma, se elaboró en primer lugar una línea de producción sostenible que recogía el aprovechamiento total del huerto, desde la elección de los productos más rentables para el consumo hasta el uso de los deshechos en el gallinero. Por otro lado, se creó una línea de plantas aromáticas para neutralizar los olores del galllinero y utilizarlas posteriormente en labores de reciclaje, lo cual se plasmará en el tercer trimestre del curso con la confección de bolsas aromáticas de esencias y jabones de aceite reciclado más los aromas de estas mismas plantas. Para darle continuidad a la producción y sufragar los pequeños gastos que conlleva, los alumn@s venden las hortalizas y las medias docenas de huevos entre sus familiares. Y son los propios niñ@s los que se van relevando para llevar la contabilidad y para ir al supermercado o al establecimiento correspondiente para adquirir nuevas semillas, el maíz y el trigo para las gallinas, etc. Con estas acciones, señala el profesor, «van viendo la realidad que les espera en la sociedad, porque pienso que hay que darles estos mecanismos para que se desenvuelvan fuera del colegio».
En el ámbito pedagógico, José A. Martínez está intentando implementar la actividad en todas las asignaturas que imparte entre sus alumn@s, como son Ciencias Sociales y Naturales, Matemáticas, Lenguaje y Artística. Así, en esta última, donde se encuadra la informática, están elaborando un dossier para presentarlo a final de curso con unas tablas sobre la producción. Las matemáticas las practican mediante hojas de cálculo donde reflejan los ingresos y los gastos del huerto y a través del peso de los productos, tocando los decimales, etc. En el área de sociales están haciendo un climograma del pueblo analizando las temperaturas de cada mes para sacar una media y elegir qué verduras y hortalizas son las adecuadas para cultivar en cada época del año. Por ejemplo, sobre Ciencias Naturales, han tenido que informarse sobre unas vitaminas que se echan en el agua que beben las gallinas como complemento a su alimentación natural para suministrarles la dosis adecuada, etc. Respecto a los idiomas, han confeccionado unos carteles en inglés y francés con los nombres del huerto y el gallinero. En relación a la asignatura de Lenguaje practican la expresión oral explicando el proyecto clase por clase al resto de alumn@s del colegio, a los que también piden que colaboren trayendo de sus casas restos de comida, pan duro, etc. para las gallinas. De esta manera, se va implicando al centro en su totalidad y todo el curriculum va ligado de una u otra manera al proyecto del huerto escolar.
Actualmente, participan en el huerto sólo los alumn@s de 5º y 6º de Primaria, ya que como nos explica José Antonio Martínez, «parece que no, pero se trata de un proyecto de bastante envergadura para integrarlo dentro del horario escolar, ya que conlleva mucha faena; de ahí que este año lo catalogamos como experiencia piloto para intentar en los próximos cursos implantarlo de una forma más estructurada. El trabajo y, sobre todo, el tiempo que se ha de emplear en las tres tareas, huerto, gallinero e invernadero, es considerable y no puedo dejar solos a los alumn@s en estas labores, al menos ahora al principio. Además, yo soy el tutor de 5º y tengo que repartirme con los de 6º. Así, los lunes, miércoles y viernes les toca a los de 5º y los martes y jueves a los de 6º».
A pesar de este estrés, los resultados son más que satisfactorios y superan las expectativas. Los escolares están muy enganchados y contentos con la actividad, hasta el punto de que aprovechan los recreos para seguir trabajando en ella. Pero la pasión por el huerto no queda ahí, porque se turnan los fines de semana para darle una vuelta y recoger los huevos que hayan puesto las gallinas. Para ello, cuentan con la colaboración del conserje, que les abre y cierra el colegio para que no haya ningún problema. Incluso en las pasadas Navidades cada alumn@ se ha llevado una gallina a casa porque iban a ser muchos días seguidos para estar yendo al colegio y es un período más inestable con las fiestas, la familia, etc.También se puede decir que los animales se encuentran en un estado de máximo higiene y confort, púes además de las concienzudas labores de limpieza, junto al gallinero disfrutan de una zona de recreo donde campan a sus anchas y se alimentan del trigo sembrado por los escolares.
Respecto a la producción, comenzó en el mes de noviembre ya que tuvieron que preparar el terreno después de todo el verano en desuso. Ahora mismo están saliendo brócolis, rábanos, cebollas, ajos, habas, coliflores y lechugas de diversas variedades.
Por último, José Antonio Martínez también recalca que «muchos alumn@s ya estaban integrados en este ambiente porque sus familias tienen huertos en menor o mayor medida y se les nota una base. De hecho, un alumno de Secundaria con bastantes conocimientos está colaborando con el proyecto. En definitiva, todos vamos aprendiendo los unos de los otros, qué es de lo que se trata. Y sobre todo de que no sólo es sacar buenas lechugas y pasar el rato con las gallinas, sino que aprendan a aprovechar todos los recursos, adquieran hábitos ecológicos y tengan presente que puede ser una alternativa de futuro en el ámbito laboral».
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