Don Joaquín, como le siguen llamando todos sus alumnos -y esto no es nada baladí como explicaremos más adelante-, es natural de Posadas y tiene 84 años. Cronista oficial de la localidad malena, donde desarrolló la inmensa mayoría de su carrera profesional como docente. Autor de varios libros y fundador de la Asociación Cultural Malenia. Es solo una parte de su interesante currículum.
La jornada de reencuentro comenzó, evidentemente, en La Ventilla. Casado estuvo acompañado por su familia: su mujer, sus tres hijas, yernos y nietos. El punto de partida fue la plaza y de ahí se trasladaron hasta la calle de detrás de la iglesia, al lugar exacto donde estuvo situada la escuela hace 60 años.
Después pasaron por el actual colegio, el CEIP Ramón Medina, antes de desplazarse a uno de los enclaves singulares de Fuente Palmera como es La Plaza de La Fuente. Finalmente se dirigieron a Cañada del Rabadán para celebrar el almuerzo en el Salón Domínguez.
Joaquín Casado recordaba que aquellos cinco cursos que estuvo en la aldea colona eran años muy difíciles por la época que vivía el país. La Colonia estaba muy aislada en cuanto a comunicaciones. Llegó con 21 años y las oposiciones recién aprobadas. «Ahora cuando vengo por aquí me alegra ver la vida que tiene este municipio».
Abrió la microescuela en La Ventilla, la cual tenía una microcasa para el maestro. La escuela se llenó de niños. Era lo que se llamaba una escuela unitaria con niños de todas las edades, entre seis y doce años. Las niñas estaban en otra escuela.
Casado destaca que fue muy gratificante el estímulo de los padres para que sus hijos aprendieran. «Hubo niños que aprendieron a leer en un mes, y eso solo me pasó aquí en La Ventilla; luego estuve treinta años en el Colegio de La Salud de Posadas. Era algo increíble, el apoyo de las familias y las ganas de aprender».

De hecho, a algunos alumnos aventajados les propuso darles clases particulares y luego presentarlos a hacer el Bachiller en el instituto de Córdoba; en aquel entonces solo había dos en la provincia, el otro estaba en Cabra.
«Recuerdo unas palabras de un alumno que me encontré un día y me dijo que yo los saqué de allí, pero le contesté que solo les abrí una ventana y que había un camino por donde avanzar, y todos dijeron que sí».
En el tiempo que permaneció en La Ventilla, Casado tuvo cinco alumnos que luego hicieron Magisterio, otros se presentaron a Renfe, a Sevillana o a la Guardia Civil. «En un lugar donde el porvenir era trabajar en el campo como sus padres, mal pagados además, pues buscaron una manera de solucionarse la vida. Aquí están hoy y para mí son todos queridísimos, es una jornada llena de afecto mutuo».
«Para nosotros siempre será Don Joaquín«
Por parte de los alumnos, uno de los organizadores del evento, Julián Hermán, destacaba lo emotivo y bonito de un reencuentro que para la mayoría y para el propio Joaquín Casado ha sido el primero desde aquella ya lejana década de los 60.
Han sido 51 los alumnos participantes. Unos 15, por unas cuestiones o por otras, no pudieron asistir. Si a ellos les unimos los siete u ocho, que desgraciadamente han fallecido, fueron cerca de 80 los escolares que al menos durante un curso estuvieron con Don Joaquín.
Como el maestro era tan joven cuando llegó a La Ventilla, se da la circunstancia de que con algunos se lleva apenas seis o siete años. El mayor puede estar en 77 ó 78 años y el más joven, rondando los 65.
Algunos de aquellos niños emigraron pasados unos años y hoy día siguen en Valencia, Barcelona o Salamanca. El resto están aquí en La Colonia o en otros puntos cercanos, como Málaga o Montilla. Todos estos estuvieron en el encuentro.

Hermán resalta que con Don Joaquín aprendieron valores fundamentales, «el saberse comportar, la educación, el respeto, la humildad». De ahí que todavía y por siempre se dirijan a él como Don Joaquín.
«Fue y es una persona muy querida en el pueblo; porque también hacía muchas actividades extraescolares, como teatro, belenes, jugábamos al voleibol, etc., en las que también participaban las niñas… eso no lo hizo nada más que él en La Ventilla».
«Hay una cosa curiosa que nos inculcó y que recordamos: antes de entrar al colegio, en la puerta, teníamos que pedir permiso cada uno para entrar en clase, ¿se puede?; el que no lo decía y entraba, tenía que salirse y volver a hacerlo pidiendo permiso. Son valores que no hemos perdido en toda la vida».
Otro ejemplo de esta educación adquirida se dio durante el almuerzo que celebraron en Cañada del Rabadán. Durante el mismo, Joaquín Casado se levantó y dio una charla de unos 45 minutos sobre su trayectoria, resumida evidentemente.
«En todo ese tiempo no se oyó ni una mosca, ni un murmullo, silencio absoluto, como cuando estábamos en la escuela hace 60 años; una muestra más del respeto que le tenemos», apuntaba Julián.
El acto concluyó con la entrega al maestro de un placa y de obsequios a sus familiares. También hubo una exposición fotográfica con imágenes de aquellos años elaborada por Francisco Adame, otro de los organizadores del encuentro junto a Eduardo Vidal, promotor del mismo y que llegó desde Barcelona.
Como decíamos en el artículo previo sobre este tema, la intención es que este sea el primero de futuros encuentros. Asimismo, para el mes de noviembre o finales de año está prevista una actividad en el CEIP Ramón Medina abierta a toda la comunidad educativa, con la presencia de Don Joaquín Casado Bono.