La principal novedad de este año ha sido la instauración de unos premios de reconocimiento a las empresas colonas, atendiendo a las siguientes tres categorías: Originalidad e Innovación, Trayectoria Profesional y Divulgación del Nombre de Fuente Palmera. La elección la han hecho los propios soci@s del colectivo empresarial, que debían votar a tres empresas por cada categoría. Con 270 puntos la empresa Catering Doña Rocío ocupó el primer puesto en Originalidad e Innovación, seguida de Diseñadora Sara Ostos, con 255, y Centro de Estudios Eduocio, con 250. El Grupo Higar Novias fue la empresa más votada en la categoría de Trayectoria Profesional con 285 puntos; Muebles Carrolo obtuvo 240 votos, y en tercera posición quedó Conhipan con 215. Y el primer premio por la Divulgación del Nombre de Fuente Palmera también fue a parar a Higar Novias, que con 1090 puntos quedó muy por delante de Quesos Quinkana, con 415, y de Catering Moyano Rodríguez, con 355 puntos.
La AEFP tiene la intención de conceder estos premios de aquí en adelante, los cuales aportarán su pequeño grano de arena para que todas las empresas colonas se sigan motivando, superando y traspasando con éxito nuestras fronteras.
También tuvo lugar la tradicional distinción a los socios jubilados en el último año, que en esta ocasión recayó en Adolfo Moro Lorite, de Hermanos Moro Lorite S.L., Antonio Bernal Castell, de Bebidas La Fuente, y Francisco Bolancé Ostos, de Fertilizantes Bolancé Ostos S.L. Sin duda, un reconocimiento merecido por su dilatada trayectoria empresarial.
Pero los momentos más emotivos de la velada llegaron con los homenajes póstumos a dos empresarios colonos que pertenecieron a la Asociación: Francisco De la Rosa Martínez (Carnicería De la Rosa) y Antonio Rodríguez Caro (Bar del Hogar del Pensionista). Se leyeron las trayectorias resumidas de ambos que hemos tenido a bien reproducir íntegramente en este artículo.
FRANCISCO DE LA ROSA MARTÍNEZ
Este empresario nació en Fuente Palmera en 1963, de familia humilde que se ganaba la vida con el ganado. Con 8 años ya trabajaba con los animales junto a su hermano mayor y su padre.
“Solía decir que era muy despistado y siempre perdía algún animal”
En el mismo año que se casó, 1983, realizó el servicio militar, prestándose a ser el cocinero ya que tenía buenas cualidades de cocina. Cogió un bar en Écija junto a su mujer durante 2 años.
En 1985, se instalaron en Fuente Palmera y abrió una pequeña carnicería en la calle Laureano Pérez. Su idea en principio era que su mujer trabajara allí y él seguir con el ganado, pero el negocio fue bien y se introdujo totalmente en ello, habilitando un lugar para hacer chorizo y morcilla. Empezó a contratar a más personas. Algunas de ellas, después de 30 años, siguen en el negocio.
En el año 1991 abrió otra carnicería en la calle Portales. Aprendió solo y sin apenas estudios, a base de caídas y subidas en temas de administración y finanzas. Tenía una amplia visión emprendedora y siempre andaba innovando.
Fue abriendo nuevas carnicerías: Écija, Almodóvar, Posadas, Lora, Palma, Puebla de los Infantes, Hornachuelos, Peñaflor…”Abría o quitaba carnicerías según respondían”. Finalmente se quedó con 4 carnicerías: 2 en Fuente Palmera, 1 en Écija y otra en Peñaflor.
Siempre luchando por sobrevivir, siempre dándole vueltas a la cabeza. Quiso ampliar la fabricación, introduciendo precocinados, cuyas recetas las preparaba él mismo y las apuntaba cuando le gustaban. “Un familiar suyo siempre le decía: “¡eres el mejor cito!, ¡lo mejorcito, vaya!””.
En el 2003 amplió la carnicería de la calle Portales y la habilitó para los precocinados. Ya empezaban a funcionar las nuevas instalaciones, faltaba darle nombre a su nueva marca, el cual ya tenía en mente. Ya pensaba en el futuro, en ir dejando paso a la siguiente generación e ir retirándose un poco para estar más tranquilo. Decía que era muy bonito que sus hijos tomaran el mando de su negocio familiar.
Trabajó hasta el último día, desgraciadamente su vida terminó de forma inesperada en 2014, a los 52 años. Dejando este legado a sus hijos, los cuales llevaron a cabo la idea de su padre, que era llamarle a los precocinados “El mejorcito”.
Por este largo recorrido, lleno de dificultades y satisfacciones, por mucho trabajo, este hombre era una gran persona, amigo de sus amigos, un luchador, padre ejemplar y empresario único.
Por todo ello queremos darle este reconocimiento a título póstumo a Francisco de la Rosa Martínez.
ANTONIO RODRÍGUEZ CARO ‘EL CHALECO’
Si hablamos de Antonio Rodríguez Caro, muchos le conocerán. Pero si decimos ‘el Chaleco’, entonces ya todos sabemos a quién nos estamos refiriendo. Antonio, ‘Chaleco’, nació en Cañada de Rabadán en 1959 en una familia humilde. Sus orígenes siempre marcarían su vida. Fue el tercero de cuatro hermanos. Allí, en la aldea, pasó su infancia y parte de su juventud. Porque muy pronto, con una edad muy temprana, comenzó a ayudar en la que sería después la profesión de su vida, al ayudar a sus padres Valentín y Concepción en la barra del bar que allí regentaban.
La dureza de los años 70 le obligó a trasladarse a Madrid para trabajar como pulidor durante algunos años, hasta que a los 18 volvió a su tierra para seguir desarrollando su profesión. Aquí, en la Cañada, comenzó una relación con Antonia Franco, ‘la Toñi’. Fruto de esa relación nacieron sus cuatro hijos: Elizabeth, Yoanna, Antonio Jesús y Gloría María. .
Su máxima era siempre trabajar y trabajar para ofrecerle a sus hijos todo lo que ni él ni su mujer habían tenido: oportunidades, una vida mejor que la de sus padres, formación y educación. Quiso que sus hijos tuvieran un buen porvenir y lo logró.
En 1989 se produjo un punto de inflexión en su vida y la de toda su familia: entonces, comenzó a regentar el bar del Hogar del Pensionista de Fuente Palmera. Allí, detrás de la barra, estaría más de 25 años. Quienes lo conozcan saben muy bien las miles y miles de horas que ‘chaleco’ le ha echado a ese bar para sacar adelante a su familia. Los comienzos fueron duros, como siempre, pero con su constancia y tesón, poco a poco comenzó a ver sus frutos.
El Hogar del Pensionista no sólo era su lugar de trabajo. Llegó a convertirse en su verdadera casa. Allí era donde él mejor estaba, donde conversaba con la clientela y desde donde ayudó a muchas personas necesitadas del pueblo que le pedían su ayuda y él se la ofrecía en forma de comida, alimentos, alimentos… y todo lo imaginable. Destacó por su bondad y su generosidad, pero una bondad silenciosa, una generosidad que sólo conocían quienes recibían su ayuda, sin necesidad de publicitarlo a los cuatro vientos.
En su hogar, en el Hogar del Pensionista, también desarrolló una de sus pasiones, y también en silencio: leer periódicos y libros, escuchar la radio y escribir. Escribir mucho. Sus hijos tenemos el recuerdo de verlo leyendo en sus pequeños ratos libres en la esquina de la barra del bar. Con un ojo para atender a los clientes y el otro en su bolígrafo y su escritura.
Los años fueron pasando y sus hijos fueron creciendo, casándose y guiando un futuro del que él se sentía cada vez más orgulloso. Algo bueno había hecho para conseguir lo que él siempre quiso. Pero una fría mañana de febrero recibimos la peor noticia posible: Antonio el del bar de los viejos, nos había dejado. Lo hizo, como tantas otras cosas en su vida, en silencio, sin dar demasiado escándalo ni llamar la atención.
Un largo recorrido, lleno de muchísimas dificultades y satisfacciones, alegrías, penas, logros y sobre todo mucho trabajo. Por todo ello y mucho más, queremos darle un fuerte aplauso y un reconocimiento a título póstumo a Don Antonio Rodríguez Caro. El Chaleco.
* Autor del texto: Antonio Jesús Rodríguez, hijo de Antonio Rodríguez, que no pudo asistir al acto.
En el plano más institucional, el presidente de la Asociación de Empresarios, Antonio Romero, dio la bienvenida a todos los presentes, entre ellos el alcalde de Fuente Palmera, Francisco Javier Ruiz Moro, y varios miembros de la Corporación Municipal, además de familiares de los soci@s que asistieron a la cena. En su breve discurso calificó a los homenajeados como «héroes sin ruido y sin protagonismos que luchan cada día para sacar adelante sus negocios, sus familias y sus vidas…Hoy nuestros homenajeados pueden sentirse orgullosos del trabajo realizado, porque además de haber culminado su vida laboral como empresarios, gozan cada uno de ellos con el relevo generacional que todo autónomo o pequeño empresario desearía. Ahora son vuestros hijos los que deben seguir esforzándose cada día por mejorar vuestro legado».
Asimismo lanzó un mensaje a los asociados pidiendo más apoyo para con la entidad. «Os pido más participación, más apoyo moral…nuestra mejor paga es veros comprometidos con nosotros, veros apoyarnos o criticarnos pero veros ahí, y saber que no estamos solos. Tenemos una asociación viva y llena de energía, que tenemos que cuidar, porque es la mejor herramienta para la solución de problemas. Trabajemos todos por una asociación cada vez más grande, cada vez más unida, trabajemos todos por una Colonia cada vez mejor».
Por último, agradeció a su junta directiva «el esfuerzo encomiable y desinteresado que llevan a cabo dejando a sus familias y gastando su tiempo libre para dedicarlo a una tarea que va en beneficio de todos los vecinos. Creo que tengo el mejor equipo y lo demuestran día a día». Y felicitando las Navidades y deseando un próspero año 2017 se continuó una cena a la que asistieron un total de 115 personas.
Al final de la página ofrecemos más imágenes de los galardonados y asistentes en la FOTOGALERÍA.