Al parecer el humo se divisaba desde el exterior del colegio porque sobrepasaba su altura, lo que alertó a vecinos de la zona o personas que pasaban por el lugar, llamando alguien a la Guardia Civil, que se personó rápidamente en el colegio.
Eran aproximadamente las 11.15 y los niños estaban en las clases con sus monitoras sin saber lo que ocurría a escasos metros en la parte nueva del centro, ni tan siquiera tener conocimiento de que había un operario trabajando ni el tipo de mantenimiento que se estaba realizando.
Fue cuando un padre entró corriendo a una de las clases alertando del suceso. Como nos cuenta Myriam Armela, una de las monitoras, “decidimos rápidamente evacuar a los niños y llevarlos aquí al lado al polideportivo, diciéndoles que era un simulacro para no asustarlos, sin ningún problema, sin carreras para bajar las escaleras, o sea, manteniendo la tranquilidad”.
Por lo que hemos podido saber, hace unos días también estuvieron trabajando en esta zona del colegio, viniendo un camión a recoger los restos líquidos de las calderas. Y hoy estaban quemando la parte gaseosa, para lo cual han instalado una especie de chimenea con unos tubos por donde salían las llamas y el humo. Pero ese montaje no se advertía desde el exterior del colegio, por lo que algunas personas que lo vieron lo primero que pensaron es que había fuego, y de ahí la alarma y el nerviosismo. Como suele ocurrir con estas cosas, se magnifican, se corre la voz por el pueblo y se produce un poco de caos. Y así, empiezan a llegar padres y madres al colegio en busca de sus hijos con la lógica preocupación.
Desde el punto de vista de las monitoras, “nos tenían que haber informado, porque según nos ha dicho la Guardia Civil, esto tiene un protocolo de seguridad, y nosotras hubiéramos informado a los padres el día de antes y realizado las actividades en el pabellón desde primera hora, o incluso haberse suspendido la ludoteca en el día de hoy”.
Lo que parece notorio es que si realmente existe un protocolo de seguridad, algo o alguien ha fallado en la cadena de información, y ésta no ha llegado a las monitoras o al ayuntamiento como organizador de la ludoteca.
Lo que está claro es que un trabajo de estas características, con manipulación de gases, a escasos metros de las ventanas de las clases donde hay más de cien niños, no se puede o no se debe realizar.