Calles engalanadas, donde se levantaron once altares, los niños de comunión, los estandartes…, conformaron un escenario espectacular para rendir respeto a Jesús Sacramentado. Eso sí, mucho calor, pero menos que otros años por la leve brisa que se levantó a esa hora.
El Triduo empezó el jueves. Se hacen tres días de preparación en honor al Corpus Christi caracterizados por la solemnidad de las misas, ya que son en honor al cuerpo y la sangre de Cristo. El día grande, el domingo, los fieles se preparan para la procesión, que desde hace unos años se celebra por la tarde para evitar el calor de la mañana. A las 19.30 h. tuvo lugar la Santa Misa y, a continuación, el amplio cortejo inició el itinerario.
Toda la Parroquia interviene en esta festividad. En primer lugar, los adoradores nocturnos, que son los que más directamente están relacionados con el Corpus, púes son los que adoran al Santísimo. Pero también es destacable la colaboración de muchos parroquianos, catequistas, las Hermandades, Cáritas, etc., es decir, todos los que tienen un papel activo en la Parroquia se vuelcan en la preparación del Corpus. Desde poner las banderitas en las calles del recorrido, cortar las juncias, el romero, la yerbabuena, hasta el montaje de los altares, etc. En total, se pueden calcular unas 300 personas involucradas, o quizás más, ya que hay que contar a todas las Hermandades de La Colonia; de hecho, procesionaron 17 estandartes: las cinco hermandades de Fuente Palmera(Purísima Concepción, Cristo de la Sangre, Nazareno, Virgen de los Dolores y la Agrupación de Jóvenes del Santo Sepulcro), San Isidro de El Villar y Cañada, el Cristo del Perdón de El Villar, Santiago de Cañada, María Auxiliadora de La Ventilla, la Virgen del Valle de La Herrería, la Virgen de los Ángeles de Villalón, San Francisco de Borja(patrón de Fuente Palmera), la bandera de la Adoración Nocturna, el estandarte de los jóvenes adoradores, el de los niños tarsicios, el del Rosario de la Aurora y el del propio Corpus.
La afluencia de público a la procesión del Corpus va a más cada año desde que se empezó a invitar a todas las Hermandades colonas, para que así la fiesta no fuera tan dispersa y no quedara como algo exclusivo de Fuente Palmera. En palabras de Patricio Ruiz, párroco de Fuente Palmera, “la participación es admirable, es la procesión de todo el año en la que más gente participa, aparte de ser la más bonita y la más importante, porque se trata de la Eucaristía; es muy vistosa porque l@s vecin@s sacan las macetas a la calle, ponen las colgaduras en las ventanas, en definitiva, es una fiesta muy popular”.
Pero quizá lo más llamativo sean los altares que colocan las hermandades o vecinos particulares en ciertos puntos del itinerario, utilizando imágenes que poseen o que piden prestadas. Se montan en honor al Santísimo Sacramento y donde puede pararse la custodia con el Señor, se para, bien porque lo lleve el sacerdote en la mano, o bien porque vaya en un trono, como ocurre en otros muchos sitios. Aquí en Fuente Palmera, se reza una estación ante los altares y se da la bendición. Este año han sido once, que han resaltado por su elegancia y elaboración, “y que cada vez se trabajan con más cariño”, apunta Patricio Ruiz. De lo que son Hermandades, los montaron la Purísima, el Cristo, el Nazareno y la Virgen de los Dolores, además de María Auxiliadora, de La Ventilla, que lo ubicó Josefina García en la puerta de su establecimiento. Los demás sí han sido particulares.
Por último, reseñar que en esta edición se han visto más personas enfermas cuyas familias sacan a la calle para que vean la procesión, los altares y el paso del Señor, algunos de ellos en silla de ruedas. En este sentido, Patricio Ruiz indica que “es un día en el que mucha gente se acuerda de su niñez, porque se trata de una fiesta relacionada también con nuestra niñez”.
También mencionar que la colecta del Corpus se ha destinado un año más a Cáritas y que los donativos que han dado los niños de comunión se van a destinar a una casa de acogida en Picota(Perú).