El origen de esta historia comienza por el hecho de que Paco tenía que rellenar una pared bastante amplia en el patio de su casa y se le ocurrió que podía hacer unas figuras de ferralla al tener conocimientos de soldadura, montaje, etc. Además, aprovechando que conoce a los propietarios de varias empresas que se dedican al metal, estos le dan los retales que ya no necesitan y que normalmente tiran a la chatarra. 
De esta forma empezó a configurar diversas composiciones hasta que surgieron algunas letras. Fue entonces cuando se le vino a la mente hacer las iniciales de los nombres de los niñ@s de La Herrería, pintarlas con colores llamativos y regalárselas para que las colgaran en su habitación, en el pasillo, en el patio o en cualquier lugar de sus casas. De ahí pasó a regalarlas a otras personas de La Colonia, más o menos vinculadas a La Herrería, y la cuenta ya va por más de 220 letras obsequiadas. También hay que decir que las letras son muy fáciles de colgar, púes con una puntilla es suficiente, aunque ya se las solicitan con dos varillas soldadas atrás para que puedan insertarse en la pared con un taco químico.
Tienen una longitud de entre 37 y 40 centímetros y no pesan mucho, ya que están hechas con varilla del 6, un diámetro cómodo para que Paco lo trabaje en casa.
Al mismo tiempo, en su calidad de alcalde pedáneo, y ya que sus hijas están llevando el peso de la comisión de festejos y la organización de la feria, pensó que con la venta de las letras podría echar una mano a la siempre complicada financiación de las fiestas de las aldeas. El primer paso en este sentido fue conseguir un stand -cedido por el Ayuntamiento de Fuente Palmera- en el pasado Mercado Colono para darse a conocer. Al módico precio de 5 euros se vendieron algunas letras y con esa misma tarifa siguen vendiéndose para cualquier vecino de La Colonia o de fuera que esté interesado.
No obstante, la principal motivación que lleva a Paco a realizar esta tarea es «porque queremos a la gente que nos rodea, siempre queremos tener atenciones con los vecinos y hacer algo divertido, diferente para rellenar nuestras inquietudes y compartirlas con los demás, que es a lo que estamos acostumbrados a hacer».
Nos cuenta Paco García que en este corto período de tiempo ha confeccionado casi todo el alfabeto, salvo la W y la Z, ya que todavía no se han encontrado a nadie cuyo nombre empiece por estas letras, pero que lo más gratificante es cuando «te elogian tu trabajo, lo cual nos anima a seguir con ello». Uno de sus proyectos es poner el nombre de La Herrería en el edificio de usos múltiples de la aldea para darle un poco de colorido a la fachada. Otras instalaciones como el Centro Guadalinfo de Fuente Palmera ya tienen sus letras de forja regaladas y sólo pendientes de que se cuelguen en el interior del edificio.
En definitiva, una singular iniciativa que está teniendo bastante acogida entre la vecindad y que puede convertirse en un artículo de regalo diferente e innovador.
Al hilo del tema de la forja, a Paco García le gustaría que los monolitos que se encuentran a la entrada y salida de algunos núcleos en los que aparece el nombre de las aldeas con letras de forja, se restauraran porque son unos monumentos únicos y un sello de identidad para los pueblos de La Colonia.
