Para otr@s, en especial los más jovenes, es un fin de semana en el que también se desata la diversión en su máximo exponente. Pero tod@s disfrutan, o lo intentan, de una manera u otra. Y por supuesto, desde hace catorce años, l@s cañeter@s se suman como herman@s a esta fiesta en honor al patrón de los labradores. Y lo hacen de una forma muy genuina, interpretando fielmente eso de «hacer el camino». A todos ellos se añaden cientos de colon@s y visitantes, algunos desde el inicio del recorrido y la mayoría en Los Arroyones.
En la vertiente villarenga, desde que se instauró la participación de las familias y grupos de amig@s con una carroza y aumentara considerablemente el número de éstas, el sentido familiar de la romería se ha arraigado con creces. Con el respeto y el permiso hacia todas las familias de la presente edición, en esta Romería 2016 hemos compartido la experiencia de la familia Borrueco Reyes, que tiene la particularidad de que desfila desde hace tres años con una auténtica y típica cabriola de El Rocío, la cual, durante muchos años, ha hecho el camino hacia la aldea almonteña.
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Antonio Borrueco Reyes, más conocido como ‘El Gordo’ o ‘El Pincha’, hace de portavoz, como no podía ser de otra manera. Este afable y popular vecino villarengo nos recibe junto a su familia en plena carreta instalada en Los Arroyones, en la tarde del sábado. El clan lo componen ocho hermanos, de los que han podido asistir cinco en este año: Luz María, Mónica, Antonio, Francisco y Rosi, estos dos últimos llegados desde Madrid, donde residen. Cuando les preguntamos qué es para ellos la romería, a Rosi, por ejemplo, no le salen las palabras, le embarga la emoción y se le humedecen las pupilas. Mónica señala que «la romería son recuerdos, sobre todo de cuando éramos pequeños, añoranzas, nuestros padres…». Junto a ellos, cuñados, cuñadas, hijos, hijas, sobrin@s, allegados…, y Carmeli y Antonio, suegros de Luz María y encargados de cocinar el tradicional arroz de la jornada del domingo.
Antonio nos cuenta que este año es significativo y particular. «Aparte de Bernardino y José, que viven en Menorca y Mallorca y no han podido venir, echamos mucho en falta a nuestra hermana Mari Carmen, cuyo marido falleció hace unos meses. Además, era nuestro fiel tractorista. Cuando enfermó vendió el remolque y es cuando tuvimos que buscar la carroza. Y al fallecer este año, mi hermana vendió el tractor y todo lo demás, por lo que hemos tenido que alquilar un tractorista de La Cuesta del Vicarío, en Écija. De aquí para adelante haremos esto y la carroza la tendremos mientras vivamos, gracias a Dios».
‘El Pincha’ nos relata cómo hace tres años adquirieron esta coqueta carroza que han sufragado todos los hermanos. Comenzaron mirando por Internet y les gustó una que vendía un vecino de Gilena (Sevilla) y que había hecho muchas romerías de El Rocío. «Es una carroza pequeña pero de lujo, está incluso preparada en su parte superior para dormir, con varias camas. Tiene sitio para todo, lo único que la acondicionamos fue con unos toldos para que no se deteriore con la lluvia mientras la tenemos guardada durante todo el año. Cuando fuimos a por ella, el propietario, que estaba enfermo, nos dijo que había ido muchos años al Rocío y que ahora la disfrutáramos nosotros. La verdad es que estamos muy contentos con ella y todos hemos dicho que es la mejor compra que hemos hecho».
Antonio, que trabaja en la Residencia de Mayores de Santa Magdalena, tuvo el detalle de cuando pasó la comitiva ayer por ese punto camino de Los Arroyones, bajarse y sacar al exterior a varios de sus residentes y a sus compañeras trabajadoras para que vieran la carroza, lo cual les llenó de enorme alegría.
Sobre la semana previa a la Romería, confiesa que «la vivimos loquitos; además, este año por las lluvias hemos tenido que dejar el adorno de la carreta hasta última hora; ayer estuvimos hasta las tres de la mañana preparándola y nos llegamos a comer casi toda la carne que teníamos comprada; lo hacemos con alegría, pero en esta ocasión un poco cortados porque nos falta mi cuñado, que era uno de los principales de la carroza, él se ocupaba del tractor, de ir y venir, etc. Estamos aquí a gusto en la romería pero sentimos un vacío, tanto por él, como por nuestra hermana y nuestro sobrino que lógicamente no han venido. La verdad es que este año ha sido muy desgraciado en El Villar con el fallecimiento de bastantes personas, de ahí que falten siete u ocho carrozas con respecto a otros años. Sobre mi familia tengo que decir que estamos muy unidos y vamos todos a una, aparte de que somos muy bromistas y tenemos mucha guasa».
A sus 56 años, ‘El Pincha’ recuerda la romería cuando era niño trabajando en la cantina que ponía su padre. «No llegaba ni siquiera al mostrador y ya estaba trabajando en la cantina, de camarero, siempre con mi padre, porque mis hermanos estaban todos por ahí. Yo cuando empecé a disfrutar realmente es cuando empezamos con las carrozas, porque antes había carrozas pero eran solamente unas pocas que entraban en un concurso y que no traían nada más que peleas; entonces el tema llegó a un punto que la Hermandad tuvo que cortar de raíz y dar paso a cada familia con su carroza. La romería ha cambiado mucho a lo largo del tiempo».
No obstante, tiene clarísimo que lo que más le gusta es el camino. «Yo voy andando hasta Cañada, después me junto con los romeros cañeteros, que son como hermanos, hacemos el encuentro, seguimos para Fuente Palmera… en fin, el camino es lo más emotivo. Aquí ya en Los Arroyones uno está más tranquilo, disfrutamos, bailamos, charlamos, comemos…, pero para mí la romería es el camino«.
Con esta frase llena de sentimiento concluimos este reportaje, con el cual hemos querido mostrar la romería desde otra perspectiva, desde las vivencias y el interior de una de las muchas familias que aprovechan estos días para reunirse, para recordar, para demostrar su fervor a San Isidro y para compartir con los demás. Esperamos que un futuro podamos hacer lo mismo con otras familias y seguir profundizando en el lado más humano de la romería, la de El Villar y la de Cañada del Rabadán.