La imagen del Cristo Yacente de Fuente Palmera protagoniza este año el cartel ilustrador de la Semana Santa, obra de Fococor, la Agrupación de Fotógrafos Cofrades de Córdoba.
La Semana Santa colona está organizada por la Parroquia de la Purísima Concepción de Fuente Palmera y la Junta de Hermandades, recayendo el peso de la misma en esta edición en la Agrupación Parroquial de Jóvenes del Santo Sepulcro. Colaboran Ayuntamiento de Fuente Palmera y Diputación de Córdoba.
De hecho, el cartel fue descubierto por Francisco Javier López Rosa, capataz de la Agrupación, acompañado por el párroco, Miguel Ramírez, y las concejalas del Ayuntamiento, Sonia Rovira y Marta Montenegro.

También estuvieron presentes, el concejal Quique González; el párroco de La Colonia Juan Yersin Méndez; Patricio Ruiz, párroco de la Parroquia de Nuestra Señora de Gracia que estuvo diez años ejerciendo en Fuente Palmera e impulsó la Agrupación de Jóvenes; el cabo del Puesto de la Guardia Civil de Fuente Palmera; miembros del resto de hermandades, etc.
A continuación tuvo lugar la presentación de la pregonera por parte de Laura Pérez. Son amigas y compañeras en la Agrupación Parroquial. Ángela María Moyano pertenece a esta desde su fundación y comenzó portando reliquias en la procesión de la madrugada del sábado y posteriormente a llevar el paso del Santo Sepulcro.
La que se ha convertido en la pregonera más joven de la Semana Santa de Fuente Palmera, dejó los nervios en la bancada y se mostró tranquila desde el púlpito con un discurso cercano, familiar y exaltador de la devoción y la fe, centrado en «su Cristo Yacente» y en «su Agrupación Parroquial de Jóvenes».
Ángela comenzó hablando de su familia: padre, madre, hermanos, abuelos… y la relación de estos con la fe, de los buenos momentos y los no tan positivos que ha vivido con su familia en estos dieciocho años.
También de cómo se introdujo en la Agrupación: «mi hermano Antonio, quien, sin pretenderlo,me ha introducido aquí, ya que yo siempre lo veía siendo monaguillo, llevando en Semana Santa el incienso, y más tarde siendo los pies del Santo Sepulcro».
«Yo quería hacer lo mismo que él, así que poco a poco empecé a entrar en el grupo del Santo Sepulcro, primero empecé llevando un instrumento de la Pasión, y más tarde llevando en mis hombros al Señor. Gracias Antonio, gracias porque has sido mi guía hasta que solté tu mano y seguí mi camino».

«El grupo de jóvenes ha hecho que Dios obre en Fuente Palmera, para llamar a los que más lo necesitan, a los jóvenes. Los jóvenes de este pueblo teníamos una necesidad muy grande de Él, y este grupo nació para esto. Empezamos algunos y poco a poco nos encargamos de hacer esto una familia, donde todos los jóvenes puedan tener un lugar donde ir cuando las cosas del mundo no les hicieran felices», apuntaba.
«Una familia donde todos los viernes estuvieran deseando que llegara la hora de ir, como yo lo deseaba. En este grupo los jóvenes nos sentimos escuchados, comprendidos en un mundo donde nos miran tan tan raro por decir bien alto que soy creyente y que a mi no me va lo vano de esta vida, que yo quiero el cielo», expresaba Ángela.
También se detuvo en la Semana Santa de Fuente Palmera: «Cuando me dieron la opción de presentar este pregón me pasaron mil sentimientos por la cabeza, pero había uno que no podía irse, y eran esas hormigas en la barriga, esa sensación de nerviosismo y de ilusión a la vez, no sé como describirlo del todo. Es lo que sucede cuando te acuestas ese Sábado de Pasión pensando que al día siguiente es Domingo de Ramos».
«Bendito día, Domingo de Ramos, no solo inicia la semana más bonita del año, si no que inicia el recorrido a la muerte y resurrección de Jesús. Llegamos al Jueves Santo, ayyy…, jueves, día en que celebramos la Última Cena de Jesús, donde junto a los apóstoles, él nos deja, en el vino y el pan, su cuerpo y sangre».
«Día en el que vemos la imagen de nuestro Nazareno recorriendo las calles de nuestro pueblo, con ese olor a incienso llenando las calles, esas velas encendidas que va saliendo poco a poco de la iglesia, las lágrimas de los ojos de los fieles, los pies descalzos de los penitentes, y detrás su madre, que llora al ver a su hijo ir hacia su muerte. Portada por esas costaleras que llevan a la Virgen a encontrarse con su hijo camino del calvario».
«Mientras, en nuestra parroquia el Señor nos espera haciéndose presente en el monumento, representando la última cena.Y si esto no es suficiente, el Viernes Santo continúa nuestra semana mayor. Los oficios de este día nos muestran a ese mismo que cargó la cruz hasta el calvario y allí fue crucificado por nuestros pecados, por los tuyos y por los míos».

«Esto lo escuchas y puede ser palabrería de alguien que se lo inventó en un momento, pero párate y mira, mira la cruz donde él está crucificado. Mira a ese Cristo de la Sangre que sale por la puerta de la parroquia donde lo esperan esos penitentes para seguir al crucificado al que está agonizando en la cruz y tras él su madre que llora la muerte de su hijo».
«Este día y esta noche todo ocurre, se abren la puertas de la iglesia una cuadrilla de unos veinte chavales ponen su hombro debajo de ti, de ese paso en el que vas, se abren esas puertas entran esos romanos, esos que en otro tiempo te crucificaron, y ahora te protegen, mientras la música de cámara para acompañar este cortejo, el velatorio más duro para un cristiano, pues ves al hombre que te ha salvado bajado de la cruz, ese hombre que ha dado su vida por ti».
«Se escucha el llamador y después de eso, solo el silencio te acompaña, mientras la gente porta su vela y te miran Señor. Ven las llagas de tus manos, esas llagas que te hicieron por cada uno de nosotros, esas llagas de tus pies que hacen que se nos encoja el corazón cada vez que las vemos, esa herida de lanza en tu costado».
«Cuánto daño Señor, y cuánto sufrimiento, por nosotros, solo por nosotros Señor. Y de tus ojos cerrados, por los que se escapa una lágrima, una lágrima que explica todo el dolor que le hacemos a tu corazón con cada gesto, cada palabra, cada acción… Pero esos ojos nos siguen mirando con un amor tan grande, un amor que nos quita todo lo malo y nos da la mayor felicidad».
«Te llevan al sepulcro ¿Cómo le ha pasado esto a él?, te envuelven en una tela, te ponen un sudario en la cara. Este sudario el cual se encuentra María Magdalena cuando llega al sepulcro y no te encuentra, Señor dónde estás. La piedra han movido, no entendemos nada, el sepulcro está vacío».
«Y en nuestro corazones resuena: “No está aquí,ha resucitado”. Él ha resucitado y con su victoria nos abre las puertas de la vida eterna. La muerte no tiene la última palabra porque Cristo vive y reina para siempre. Hermanos debemos de coger este mensaje e ir a proclamarlo a los que lo necesitan porque: ¡CRISTO VIVE Y TE QUIERE VIVO!», concluyó.
Como colofón, Ángela María recibió un par de obsequios: un cuadro en acuarela con la imagen de primer plano del Cristo Yacente, obra del pintor colono Fran García; y un cuadro con la imagen del Nazareno de reconocimiento a la pregonera oficial más joven de parte de su Hermandad de Jesús Nazareno.