Su majestad el rey Carlos III, acompañado de su séquito y de la guardia real, fue asaltado el pasado sábado mientras atravesaba en su carruaje la pedanía de Cañada del Rabadán. Agazapados y ya mojados por la lluvia, el grupo de bandoleros encabezado por el temido Curro Siete Pingos sorprendió en un cruce al monarca, obligándolo a bajar y reprochándole no haber cumplido sus promesas de anteriores encuentros (Feria de los Municipios y Carnaval). Los bandidos le demandaban el fin de la situación de miseria en los campos y la construcción de viviendas, una iglesia y abrevaderos en Cañada. El rey se escudó en que dio la orden a su superintendente, Pablo de Olavide, el cual no llevó a cabo ninguna orden. Ante este panorama la tensión fue in crescendo y los trabucos se hicieron más visibles, pero finalmente se llegó a un acuerdo por el que Carlos III entregó 200.000 reales a los bandoleros a cambio de que estos le dieran un año de tregua para hacer efectivas sus solicitudes.
Así se desarrolló la principal representación de La noche de los bandoleros de la Cañá, un evento organizado por la Hermandad de Romeros del núcleo colono con la colaboración del Ayuntamiento de Fuente Palmera y la participación de la Asociación de Mayores San Isidro Labrador, la cual se prestó una vez más en otra actividad vinculada al 250 aniversario de La Colonia, luciendo sus trajes de colonos. Asimismo, algunas vecinas de Cañada también se sumaron a la fiesta con ropajes de la época de bastante categoría. La Plaza 1º de Mayo y su entorno se transformaron en lo más parecido al hábitat rural de la época, con chozos, corrales, animales y la típica taberna, eliminando y tapando cualquier elemento actual con cañizo. Igualmente, hay que mencionar la colaboración de varios miembros de las asociaciones de mayores y vecinos del núcleo cañetero y de la hermandad local de San Isidro.
A pesar de la lluvia del sábado, vecinos y visitantes disfrutaron de una actividad diferente, conociendo más a fondo una de las razones de peso por las que se repoblaron estas tierras con colonos: el apogeo del bandolerismo como consecuencia de las desigualdades sociales y el descontento de la población en los siglos XVIII y XIX. Hace una década, Cañada del Rabadán vivió algo similar al participar en el concurso Rincones de la Vega, consiguiendo el primer premio y haciendo una pequeña película de la experiencia.
Ya por la noche tuvo lugar un gran recital de flamenco con la participación de las cantaoras locales Rocío Luna, Miriam Rovira y Carmen Guisado, la ventillera Mari Ángeles Seda, y el ochavillero Rafael Guisado La Kabra, todos ellos acompañados a la guitarra por Javier Darío González Tobar. El colofón musical lo puso el Trío Channel.
Con anterioridad se produjo otro acto destacado con el descubrimiento de una placa en la Plaza 1º de Mayo, el cual fue realizado por el alcalde colono, Francisco Javier Ruiz, y el concejal de Cultura, Quique González, que no sabían nada al respecto. Los bandoleros les invitaron a descubrir un azulejo donde estaba incrustada la placa de agradecimiento que les regaló el Ayuntamiento en el pasado carnaval por ser los pregoneros del mismo. En uno de los lados de ella se puede leer la leyenda: «Por complicaciones en una fiesta al monte nos tuvimos que tirar y hoy se rinde con honores a los bandoleros de la Cañá. 7 de abril de 2018». Y al otro lado aparecen los nombres y ápodos del grupo de bandoleros:
– Curro Vidal Jiménez, «el 7 pingos».
– Francisco Guisado Borrueco, «el Bacalao».
– Manuel Sierra Baena, «el Manta».
– Juan R. Hens Ostos, «el Tranquilo».
– David Álvarez Rosa, «el Ratoncillo».
– José Rivera Rodríguez, «el Riverita».
– David Velasco Velasco, «el Rechar».
– José A. Rosa Moreno, «el Feillo».
– Juan C. Durán Adame, «el Tormentas».
– Javier Delgado Armesto, «el Herrero».
– Manuel Álvarez González, «el Ratón».
Al final de esta página ofrecemos algunas imágenes más en la FOTOGALERÍA.