Por segundo año consecutivo, el IES Colonial ha celebrado esta jornada en sus propias instalaciones, donde la incidencia de la actividad en el alumnado -que es de lo que se trata-, es notablemente mayor que cuando se realizaba la clásica manifestación por las calles de Fuente Palmera, con final en la Plaza Real, que invitaba más a que se difuminara el objetivo real del 25 N.
El acto ha tenido lugar en el patio del instituto, con la asistencia de todo el alumnado, profesores, miembros del AMPA, de otros colectivos sociales, vecin@s y representantes municipales, en este caso, la concejal de Igualdad, Marta Montenegro, y el alcalde de Fuente Palmera, Francisco Javier Ruiz.
La profesora Nuria Anaya ha sido la encargada de abrir la jornada con una introducción sobre el origen del 25 N, que se remonta cincuenta y siete años atrás, cuando el 25 de noviembre de 1960 fueron asesinadas en República Dominicana las hermanas Mirabal por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo. El asesinato de las hermanas Mirabal, y su intento de encubrimiento, supuso un hito en la visión de la mujer y su estatus. Así en 1981 se realizó en Bogotá (Colombia), el Primer Encuentro Feminista de Latinoamérica y del Caribe. Y una de las decisiones de dicho encuentro fue la de que a partir de ese mismo momento el día 25 de noviembre (recordatorio del asesinato), sería el Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres. Años más tarde, en 1993, la Asamblea General de la Naciones aprobaría la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En ella acabo definiendo la violencia hacia la mujer como “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluyendo las amenazas, la coerción y la prohibición arbitraria de libertad, suceda este hecho en la vida pública o en la privada”. Siguiendo en esta línea la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 54/134 de 17 de diciembre de 1999, resolvió que a partir del año siguiente el 25 de noviembre sería la fecha estipulada como Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
A continuación, Nuria Anaya recalcó el carácter internacional del 25 N, señalando que hay muchos otros tipos de violencia machista en todo el mundo, y no sólo la violencia de pareja que vemos en España y en la Europa más occidental. Así, en África practican la ablación de los genitales femeninos externos, y lo hacen por tradición y porque conciben que el hombre es el único que tiene que recibir placer. En Asia -y también en África- se consiente el matrimonio infantil, donde las niñas se casan con hombres que pueden ser su padre o su abuelo. Y hay países europeos como Polonia, Hungría y Bulgaria donde no se castigan algunas violaciones, como aquellas que se dan dentro del matrimonio o si el violador consiente posteriormente en casarse con su víctima. Por otra parte, en países como India o Irán se practican los llamados asesinatos por honor, mediante los cuales una mujer llega a ser quemada y apedreada viva para limpiar con su sangre el honor de su familia después de haberse negado a casarse en un matrimonio concertado, por haber tenido relaciones con un hombre que la familia no acepta o si ha sido violada, lo cual supone una deshonra para la familia.
Por tanto, la violencia de pareja, continuó Nuria Anaya, «es sólo una parte del problema y que nadie olvide que el 25 N es un día internacional y hay múltiples formas de violencia en todo el mundo».
Por otro lado, la profesora apuntó que cada 25 de noviembre «se encargan de separarnos entre hombres y mujeres, como si estuviéramos en dos bandos diferentes; efectivamente hay dos bandos, pero uno es el de los que practican la violencia y la justifican, donde hay hombres y mujeres, y otro es el bando nuestro, el de los que condenamos todo tipo de violencia». Refiriéndose a los alumn@s preguntó: «¿qué podemos hacer nosotros que no somos jueces ni policías, que no trabajamos en las administraciones sociales ni en los medios de comunicación, ni dictamos leyes ni las derogamos, y que pasamos cinco de los siete días de la semana en un centro educativo? Púes pensar por uno mismo, al margen de las tradiciones y de lo que piensen los demás, hoy nos toca pensar».
En este sentido, recordó dos frases de dos figuras trascendentales en la historia de la humanidad, Einstein y Gandhi. El primero dijo que «los años de estudio deben servir para enseñar a pensar al joven». Y el segundo que «la educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo». Nuria Anaya afirmó que «esas dos cosas las habéis hecho los alumn@s en las últimas semanas desde dos perspectivas: cómo os gustaría amar y cómo os gustaría ser amados. Y lo habéis hecho con dos condiciones, sin separar a los hombres de las mujeres y con un enfoque positivo. Vuestro trabajo ha sido alucinante».
Así, los alumn@s de 1º de ESO escenificaron canciones de amor y respeto, con un toque muy alegre; los de 2º elaboraron sloganes preciosos contra el maltrato; 3º realizó un mural sobre los buenos tratos; y el alumnado de 4º adaptó el poema de Gioconda Belli titulado «Reglas del juego para los hombres que quieran amar a las mujeres» a «Reglas del juego para los hombres y mujeres que quieran amarse».
A continuación, los profesores Rafa Albalá, Belén Álvarez, José Hiedra, Lidia y María Moyano leyeron algunos fragmentos de los trabajos realizados por los alumn@s, depositando unas flores en el suelo. Seguidamente, el profesor Juan Antonio Mesas expuso el tema de la violencia machista que hoy día está aumentando entre las chicas más jóvenes. «El aumento de violencia entre las jóvenes menores es preocupante. Los malos tratos aparecen a edades cada vez más temprana. Todavía encontramos en la sociedad referentes machistas, en la publicidad, en los chistes, en las canciones, en los juguetes (coged un catálogo ahora que llega la Navidad y comprobaréis qué se espera de un chico y qué se espera de una chica). Todavía se considera normal que el chico deba proteger a la chica. Todavía escuchamos como si nada letras de canciones que convierten el cuerpo de la mujer en una mercancía».
Mesas abogó por la necesidad de «crear una sociedad que castigue y censure cualquier tipo de violencia, una sociedad que no cuestione a las víctimas porque han rehecho sus vidas (en estos días se ha abierto un debate en torno a este tema y la violación de una chica por un grupo de chicos que se autodenminan La Manada) y una sociedad que eduque a sus hijos en la auténtica igualdad. Una sociedad que no tenga que volver a homenajear a una mujer asesinada por su pareja».
Seguidamente fue nombrando a diez de las más de sesenta mujeres que han sido asesinadas en lo que va de año. Conforme decía sus nombres salían alumn@s, profesores, miembros del AMPA, vecin@s de Fuente Palmera, etc., diciendo que la víctima «podría ser yo, podría ser mi madre, podría ser mi hermana, podría haber sido mi hija, mi amiga, etc.». En definitiva, trasladando que es un problema de tod@s y que nos puede tocar a cualquiera. De hecho, en el último manifiesto se señaló que «hay que olvidarse de los tópicos de que eso en mi casa no va a pasar o que no es problema mío, yo no puedo hacer nada. Esta guerra la libramos todos, no están solas, no estáis solas. Hay que dar un paso al frente. Ni una mujer más asesinada».
El colofón al acto lo pusieron dos vecinos de Almodóvar del Río que interpretaron un par de temas musicales, entre ellos el archiconocido «No dudaría» de Antonio Flores, cuyo estribillo fue coreado por todos los presentes.