Pero sin embargo…esta historia tiene su lado curioso…muy curioso incluso… asombroso podríamos decir. Precisamente asombrada se quedó la protagonista de la historia, no la zanahoria, sino su dueña.
Concepción Cobos es una mujer que vive en El Villar, ha sido agricultora y ahora es ama de casa y trabaja en el servicio de ayuda a domicilio. Tiene un pequeño huerto en el que planta hortalizas que después consume su familia….y precisamente en éste lugar es donde se dio tan curiosa historia.
Hace años Concepción encontró en la playa un pendiente de oro. Con un solo zarcillo, poco podía hacer…Por eso y aprovechando que no guardaba anillo de su matrimonio se acercó hasta una conocida joyería ecijana donde pidió que convirtieran su pendiente encontrado en un anillo…y así se hizo.
Desde entonces, ese fue su anillo de matrimonio. Sin embargo…un día sin saber dónde ni cómo, Conchi perdió su anillo…todo quedaría en una de tantas pérdidas que apenan a sus propietarios…y efectivamente, así quedó durante años. Parece que la joya estaba destinada a estar pérdida, pues nunca supo dónde buscar, ya que nunca supo donde perdió su anillo.
Conchi ya se había olvidado de su alianza y fue pasando el tiempo.
Ahora, aún sin acertar a saber cuánto tiempo después, pero seguramente cerca de 5 años de ese suceso, Concepción estaba labrando su huerto, un huerto en el que a lo largo de estos años ha sembrado varias cosechas. Este año se decidió por sembrar zanahorias, y llegó el momento de su recolección…fue una tarde de principios de este mes de abril.
Recogió sus zanahorias y las dejó en remojo para lavarlas…al rato comenzó a limpiarlas y observó que una de ellas tenía “algo raro” tapado por la tierra que no lograba limpiar….al enjuagar la hortaliza…no pudo más que quedarse boquiabierta al comprobar…que ese “algo raro” que tenía la zanahoria, era …¡SÍ! su anillo.
La joya apareció intacta, rodeando el cuerpo de la zanahoria, la semilla había crecido dentro del anillo que Conchi debió perder, a tenor del descubrimiento, labrando la tierra.
Allí estaba, casi 5 años después, su joya reapareció y lo hizo…engarzada en la zanahoria….una historia que no sabemos muy bien como catalogar y que a la propia familia le resultó asombrosa.
Conchi lució la zanahoria entre todas sus amigas, entre todos sus familiares que no daban crédito del hallazgo y lo creían fruto de una broma…en cualquier caso todos reían con el resultado de tan hábil joya…
Esta joya perdida, primero pendiente, después anillo, no se resignó a quedar en el olvido y sin lugar a dudas…independientemente de su futuro paradero….ya nunca más será una joya olvidada, pues la anécdota pasará de generación en generación en la familia y…¡mírala!…aquí está….incluso en prensa. Eso sí…será como lo del huevo y la gallina, porque lo que no sabemos es quién tuvo más mérito…y quién busco a quién…la zanahoria al anillo o al revés…
Fuente: Gracias a los compañeros de ecijadigital.es por cedernos esta bonita historia.