Y lo ha hecho creando un producto distintivo, una marca a la que se le suponen unos matices de calidad que la diferencian de sus competidores.
Es por esto que centra el foco de atención para bien y para mal con cada producto que desarrolla, con cada
paso empresarial que da, y sus competidores del sector y el resto de detractores esgriman argumentos para atizar la compañía de la manzana: si hace unas semanas se dio a conocer el “síndrome del iPhone lento”, luego le sucedió el escándalo del #CelebGate, posteriormente el asunto del iPhone 6 plus que se dobla y por último las quejas del iOS 8. Publicidad para la compañía al fin y al cabo. Bien es cierto que ninguna de las gigantescas empresas tecnológicas se escapan de constantes escándalos: Samsung copia a la competencia, Google cambia las condiciones de uso de Android a los fabricantes de dispositivos móviles, etc.
Sea como fuere se trata de grandes empresas que basan su éxito en el desarrollo de proyectos pioneros, de gran envergadura, ambiciosos. Proyectos que cambian la forma de pensar del cliente/consumidor y que influyen sobre la vida de las personas que participan en los mismos.
Estos días nuestra localidad se ha estado preparando para ser de nuevo anfitriona de uno de los proyectos que en los últimos años consigue situar nuestro pueblo en el mapa y darlo a conocer a los medios de comunicación, nos referimos, como no, a la Feria de la Boda. Este evento que ha ido evolucionando a lo largo de siete ediciones se ha depurado de tal manera que sorprende incluso a los mismos vecinos por su presentación, éxito de asistencia y resultados obtenidos. Detrás de todo este papel couché encontramos el esfuerzo de empresarios, comerciantes y vecinos; esfuerzo por mejorar y crear un evento que logra, por ejemplo, conseguir llenar de gente los bares a todas horas durante estos días. Se refuerza la economía local, se benefician los empresarios del sector de la boda, los trabajadores del gremio, los bares y establecimientos y la localidad entera que ve como la Feria Real ya no es la única cita en el calendario en la que se puede esperar visitas del exterior. Todos recordamos otros proyectos similares
ejecutados años anteriores como Finaga o los Simposiums Internacionales de Escultura, todos ellos eventos llevados a cabo en varias jornadas y con resultados paralelos salvando las diferencias.
Siempre existirán las respetables voces críticas que adviertan que estos eventos sólo benefician a unos pocos, que el reparto del pastel es desigual, bien por la ubicuidad o por la sectorización de la feria. La realidad es que no hay color entre llevar a cabo este tipo de eventos o no hacerlo. Ya otros importantes proyectos llevados a cabo en la localidad con anterioridad dan la razón a sus organizadores.
No todo el mundo es agricultor en La Colonia y sin embargo pocos podrán negar la importancia que tuvo para la localidad la creación de la 
Comunidad de Regantes de Fuente Palmera. Los veteranos, los siempre más sabios de la zona, afirman que poco que resaltar había antes de la llegada del regadío (“que no había ná, na más que hambre”); y es que las instalaciones que se crearon hace ya más de treinta años fueron en su día un proyecto puntero que visitaban desde todos puntos del país incluso desde el exterior. Hoy día no se concibe la realidad local sin estas infraestructuras que de una manera u otra sostienen parte de la economía local y que han dado paso a otras comunidades de regantes como la de Silillos o la de El Villar que ya prepara su gran balsa de riego.
Pero no todos los proyectos importantes lo son por su influencia económica, sino que también tocan otros ámbitos como el cultural o los relacionados con la identidad local. Del pasado podríamos rescatar La empresa del 215 Aniversario. De la puesta en marcha del proyecto de celebración del 215 Aniversario de la creación de La Colonia de Fuente Palmera (1982) transciende su importancia social y de cohesión local descrita en la lectura del cuaderno que se creó para darla a conocer. Los proyectos culturales también pueden crear unión y sentar las bases para hitos locales que generen riqueza y perpetuen en la memoria de los vecinos.
Cada asociación creada, por muy pequeña que sea, supone en sí un proyecto que se basa en el trabajo y la ilusión de sus creadores, creadores que persiguen unos objetivos bien definidos. Cuando estos objetivos son loables metas asentadas en buenos valores, cuando tienen la intención de transcender al resto de vecinos y aportar un rasgo de calidad, cuando están bien ejecutados, entonces y sólo entonces, la comunidad los acepta, y entonces y sólo entonces, se consigue un resultado digno de transmitirse y perdurar en el tiempo.
