Marina Rodríguez García. 27 años. Nacida y criada en Silillos. Hija de un carnavalero de pro, Juan Manuel Rodríguez Dublino, tiene el honor de ser la primera mujer colona en participar en el Concurso de Agrupaciones Carnavalescas de Córdoba pisando y sintiendo las tablas del Gran Teatro.
Esos minutos de gloria para alguien que ama esta fiesta tuvieron lugar anoche. Su comparsa, «No sin mi guitarra», cerró la segunda jornada de preliminares del certamen. La suerte está echada, pero el momento de éxtasis carnavalero ya no se lo quita nadie.
Marina ha quedado muy satisfecha con la actuación. Los nervios se quedaron fuera y vivió una experiencia fenomenal. «Lo disfruté muchísimo y me lo pasé estupendamente. Han sido muchos años esperando esto y he cumplido mi sueño».
Pero también reconoce que durante los días previos, «me he acordado mucho de la chirigota del pueblo y ojalá este debut hubiera sido con ellos».
Su integración en esta comparsa mixta cordobesa fue de lo más inesperado. Su pareja conocía al director y le comentó que porqué no le hacía una prueba, ya que hacían falta voces femeninas. Dicho y hecho. Prueba superada y Marina estaba dentro de la agrupación.
Sobre el tipo y las letras, nos cuenta que representan al típico callejero que pide limosna con su guitarra para poder echarse algo a la boca y que no deja atrás nunca su guitarra. «Le cantamos a Córdoba fundamentalmente, tenemos alguna letra comprometida pero en general no son muy cizañeras».
«Me gustaría que se retomase la chirigota femenina de Fuente Palmera»
Para esta joven silillera, no solo ha sido su primera vez en un concurso y en un teatro, sino que es la primera vez que actúa con una agrupación de Carnaval. Su única experiencia activa fueron tres ensayos de aquel proyecto de la chirigota femenina de Fuente Palmera que se frustró en 2020 por la pandemia.
Una iniciativa que por cierto intentó retomarse tras el covid, «pero en esos dos años habían cambiado muchas cosas, yo misma me vine a vivir a Córdoba y varias componentes tenían otro tipo de trabajo y les era imposible; se intentó volver a juntar a la gente pero no pudo ser; la verdad es que me gustaría que se recuperase en un futuro».
Se nota que Marina lleva el Carnaval en la sangre. «En mi casa lo disfrutamos mucho en general todos, aunque es verdad lo que dice mi padre que yo lo vivo con más afán y ganas, pero creo que es por no haber salido nunca en una agrupación y viendo que él estaba ya un poco quemado en los últimos años».
«Sin embargo este año los nervios de principiante han superado mi energía habitual carnavalera, unos nervios que se han contagiado porque había más integrantes que salían por primera vez en el Teatro, no sabíamos si íbamos a defender a la comparsa como queríamos, si cantaríamos bien o no…», apunta.
Por otro lado, también nos confiesa que ella es más chirigotera que comparsista. «No me ha disgustado participar en una comparsa, me lo estoy pasando muy bien, tan solo que prefiero las letras más guerrilleras porque me gusta mucho transmitir, pero en realidad yo soy de chirigota, sí».
Al preguntarle por el Carnaval que se organiza en La Colonia, no tiene dudas de que «es el mejor de todos para mí, incluso por delante del de Córdoba porque en mi opinión un Carnaval sin charangas no es Carnaval».
Por último, Marina manda un mensaje a las mujeres colonas para «que luchen porque son muchas, muchas a las que les gusta el Carnaval y no hemos tenido oportunidad de salir por ahora, y si algo sale para adelante yo las apoyaré hasta el fin del mundo».