Ese ansiado fresquito que se deja caer tradicionalmente en las noches veraniegas de nuestra Andalucía de interior fue el perfecto aliado para una velada agradable, atractiva y enriquecedora, de esas en las que uno dice «que bien, que a gustito estamos». La música fue la protagonista. En primer lugar el cante flamenco de La K-abra. Luego, los poemas recitados por integrantes de la Asociación de Mujeres Victoria Kent y de la Asociación Ramón de Beña, muchos de ellos acompañados por la guitarra de Manolo Dugo, que también interpretó en solitario buena parte de los mismos. Y entre medias, un viaje a la Posadas de finales de la década de 1960 y principios de la de 1970 con la presentación del libro ‘Años de picón y ditas’, del periodista maleno Rafael Valenzuela, que lleva vendidos más de 500 ejemplares desde el mes de marzo.
Pero volviendo al principio, la presentación de este certamen cultural, organizado por el Ayuntamiento de la ELA, estuvo a cargo de la alcaldesa de Ochavillo del Río, Aroa Moro, y de su principal promotor, Quique González, concejal de cultura. Precisamente, el intenso trabajo en estas últimas semanas debido a las nuevas responsabilidades políticas de ambos, sobre todo en la organización de la feria de Ochavillo y en las tareas añadidas para Quique González como concejal también en el Ayuntamiento de Fuente Palmera, ha impedido que haya habido una mayor promoción del evento en esta edición y que se haya organizado más a la carrera. A pesar de que hubo una buena afluencia de público, creemos que una actividad tan multicultural como esta merece más repercusión y que incluso veamos a vecinos y vecinas de otros núcleos de La Colonia. Por otra parte, también hay que tener en cuenta que en las pistas deportivas de Ochavillo se estaba disputando un maratón de fútbol sala perteneciente a las actividades pre-feria, lo que restó presencia juvenil en la plaza.
Una vez presentados los ‘Encuentros’, se dio paso a la primera actuación, que como es tradicional se trata de la interpretación del himno del certamen, Luz de Luna, a cargo de Rafael Guisado ‘La K-abra’. El conocido artista local tuvo como acompañante a la guitarra a Juan Antonio Poley, ‘El Bragas’, que hacía su debut en el evento, aunque ya hace más de 30 años que ambos empezaron a hacer sus pinitos en el arte del flamenco y la música. Además de Luz de Luna, ‘La K-abra’ cantó unas bulerías de Lole y Manuel, la nana por bulerías ‘La mariposa’ y un fandango de gloria. Como preámbulo, expresó su orgullo «de estar otro año más aquí, lo que es señal de que estamos vivos y para que este evento no se pierda». Rafael Guisado volverá a abrir con sus pinceladas flamencas las dos jornadas restantes de los ‘Encuentros’ los días 24 y 31 de julio.
A continuación, Aroa Moro abrió el acto de presentación de la obra ‘Años de picón y ditas’, de Rafael Valenzuela Jurado, periodista maleno y redactor de Diario Córdoba, que estuvo acompañado por el editor del libro, Óscar Morales, de la Editorial Séneca de Hornachuelos. Morales apuntó que esta obra se ha convertido en pocos meses en «básica de la bibliografía de Posadas». El autor, antes de hablar de la misma, agradeció la invitación y recordó sus años de corresponsal en La Colonia y en Ochavillo del Río, mencionando las numerosas ocasiones en las que vino a cubrir el conocido como Día de la Harina(miércoles de ceniza) y como se tenía que ir después a cambiarse de ropa para seguir trabajando. Asimismo, vivió la gestación de la ELA y recordó la librería de Quique González. Sobre el libro, su título y la foto de portada ya invitan a interesarse por él. En la imagen, la mano de un niño intenta evitar la caída del agua de un caño de la conocida y emblemática Fuente de los Lavaderos de Posadas. Como indicó Valenzuela, el agua y el paso del tiempo son cosas que no se pueden detener, que se nos escapan entre las manos. ‘Años de picón y ditas’ es la plasmación sobre el papel de una serie de recuerdos de la época en la que el autor empezó a abrir sus ojos hacia el mundo. Son las sensaciones de un niño que se crió con lo justo a finales de los 60 y principios de los 70, pero que le sirvió para configurar el adulto que es hoy. Desde la óptica infantil, el libro cuenta cómo era la vida entonces, las costumbres, las casas, los juegos, las profesiones, la escuela, las dificultades para salir adelante, la emigración, pero también la alegría de aquella forma de vida en la que la fraternidad, la buena vecindad, la conversación y el apoyo mutuo hicieron posible que con casi nada no se necesitara de mucho más.
Y voy a citar una parte del fantástico prólogo de Francisco Hidalgo: “Me imagino a Rafael fijando el recuerdo, negro sobre blanco, con dulce nostalgia, una sonrisa en los labios. La infancia, al fin, son nuestros años dorados. Y la recordamos, ¡ay!, con una falta absoluta de malicia, sin un ápice de rencor por muchas que fueran las carencias con las que hubiésemos vivido. Los niños pobres son tan felices como los ricos. No pueden añorar una forma de bienestar que no conocen”.
‘Años de picón y ditas’ se puede adquirir por sólo 10 euros en cualquiera de las librerías de Posadas o a través de la Editorial Séneca.
Como gran colofón, la poesía, recitada y cantada, se apoderó de la noche ochavillera y embelesó al público presente. De la mano, o mejor dicho, de la voz y la guitarra de Manolo Dugo y de miembros de la Asociación de Mujeres Victoria Kent y de la Asociación Cultural Ramón de Beña de Fuente Palmera, emanaron numerosos y conocidos poemas de autores como Antonio Machado(‘En abril aguas mil’), Miguel Hernández(‘Llegó con tres heridas’, ‘Cartas’, ‘Aceituneros’), Rafael Alberti(‘A galopar hasta enterrarlos en el mar’, ‘Balada del que nunca fue a Granada’), Agustín Goytisolo(‘Para Julia’), García Lorca, Pablo Neruda(‘No me quites tu risa’), José Bergamín(‘Volver no es volver atrás’) y el Arcipreste de Hita(‘Lo que puede el dinero’). Como conductor del acto, el incombustible Paco López de Ahumada, que fue introduciendo cada uno de los poemas y a sus intérpretes: Luisa Guisado, Emilia Sánchez, Loli Peña, Rafi López, María Morata, Tránsito Balmón, Carmela Caro, Conchi García, Rosi Martín, Antonio Romero y Teresa Fernández.
Manolo Dugo, que confesó que hacía 40 años que no tocaba en la plaza de Ochavillo, calificó el marco y la noche como “idílicas” para este recital poético, mientras acompañaba con su guitarra la mayoría de los poemas y luego cantaba en solitario algunos de ellos.
Todos los participantes en la velada recibieron unos obsequios por parte de la organización, entre ellos, varios libros, por gentileza de las editoriales Utopía Libros y Séneca. También unas bonitas macetas de Castell Floristas, alguna teja al óleo de Rafael Guisado y placas conmemorativas del certamen.
Les emplazamos a la segunda jornada que tendrá lugar el viernes 24 de julio a partir de las 10 de la noche.