Como opinión generalizada, las medidas son incompletas, perjudican a unos más que a otros -sobre todo al pequeño comercio- y van a mejorar muy poco la situación. Los comerciantes creen que las restricciones de cierre a las 6 de la tarde deberían afectar a casi la totalidad de los establecimientos o haberse decretado un cierre total más estricto para todos -incluyendo la movilidad-, similar al del estado de alarma que hubo en primavera.
Desde uno de los establecimientos de la calle Portales, Deportes Gómez Hidalgo, su propietario Rafael Gómez cree que estas medidas «pueden llegar a ser hasta contraproducentes porque pueden fomentar más la movilidad desde las 6 de la tarde hasta las 8.30 ó 9 de la noche, de aquella gente que termine de trabajar y tenga más tiempo libre para el ocio, concentrarse en un parque, o en casas de amigos, etc.; hubiera sido diferente si a partir de las 6 todos tuviéramos que estar en casa recogidos, incluso los supermercados, es decir, adelantar el toque de queda a esa hora. Pienso que desde el punto de vista sanitario se van a notar poco, ojalá me equivoque».
Como todos, Rafa ha tenido que adaptar el horario de su negocio. Por las tardes abre a las 3, pero apenas si entra alguien hasta las 4, concentrándose más clientela entre las 5,30 y las 6. Si notó gran afluencia el lunes pasado por la tarde, último día antes de las nuevas restricciones. Por la mañana abre sobre las 8.30, pero igualmente hasta una hora después no empieza a haber movimiento.
Para Santiago Adame, de Bicicletas Santi, «estas medidas no van a servir prácticamente de nada, podrán contener un poco, pero lo suyo es que cerrara todo el mundo a las 6; no veo normal que un supermercado o una carnicería estén abiertos todo el día porque cuando llega las 6 de la tarde a todos nos ha dado tiempo a comprar, también pueden poner un horario intensivo y no cerrar a mediodía; si queremos cortar el virus hay que quitar a todo el mundo de enmedio a partir de las 6, salvo las farmacias y poco más que sí son servicios esenciales».
Santi piensa que «nos están conteniendo un poquito para que cuando llegue la Navidad no haya tanto caso, nos abran otra vez y la gente consuma; y cuando pasen las fiestas haya un subidón de contagios y nos encierren ya de una vez en serio; sinceramente son unas medidas absurdas porque siempre le dan los palos a los mismos, los bares son los más perjudicados y no tienen la culpa de la pandemia, solo que en algunos habría que controlar un poco el aforo, lo de las distancias de las mesas… pero tampoco hay policía para vigilar tantas cosas ni los propietarios pueden actuar de policías… pero aparte de esto, yo no conozco a nadie que se haya contagiado en un bar».
En el establecimiento Casi de todo, Javier López opina que son «unas medidas a medias tintas y muy desleales con comercios como el mío, porque desde las 6 de la tarde nos obligan a vender solo los productos esenciales de limpieza, higiene… que apenas suponen un 20% del total, mientras en los centros comerciales y otras grandes superficies venden de todo, se aglomera la gente y no hay control. He notado en estos dos días que a partir de las 6 no viene prácticamente nadie y sin embargo ves los supermercados llenos y la gente saliendo con artículos no esenciales».
López afirma que «las medidas tienen que ser para todos iguales y siempre le toca perder al pequeño comerciante; las imponen los políticos que gobiernan, con buena o mala idea, pero como el que manda es don dinero siempre perdemos los mismos». También es de la opinión de que los contagios no van a bajar mucho, «porque la gente tampoco se conciencia y habría que poner medidas más estrictas, se siguen llenando los parques, la gente reuniéndose… y vamos a acabar confinados otra vez en casa».
El sector textil también capea el temporal como puede, adaptando horarios y confiando que la situación general se mejore. Mención aparte son los comercios relacionados con las bodas y celebraciones, ya bastante tocados por la ausencia de eventos.
En una línea parecida se pronuncia Cristina Rodrígugez, de la tienda de moda femenina Vísteme, que ve un poco chocante que «muchos comercios tengamos que cerrar a las 6 y la gente siga en la calle». También critica el asunto de los centros comerciales, poniendo el ejemplo del vídeo que se ha hecho viral de la empresaria sevillana comprando unos zapatos en una gran superficie tras cerrar su zapatería a las 6 de la tarde. También defiende al pequeño comercio «porque tenemos menos riesgo al ser tiendas pequeñas donde no puede haber más de dos o tres clientes a la vez».
La hostelería
Sin duda, y aunque comprende la delicada situación sanitaria, el sector hostelero se ve el más perjudicado en la Colonia, púes no solo tiene que cerrar a las 6, sino que por la mañana tiene que abrir a partir de las 7, con lo cual muchos pierden bastantes cafés de aquell@s trabajador@s que a esa hora ya tienen que estar en el tajo.
Antonio Espejo, de Bar Restaurante Los Castaños, con un establecimiento en Fuente Palmera y otro en Fuente Carreteros, lo tiene claro: «Estas medidas no valen para nada, mejor estar tres semanas cerrados al completo y que pase todo, que estar así mucho tiempo».
Irene Rodríguez, de Restobar La Llave, profundiza en la reflexión: «El ataque continuo contra la hostelería como culpable de la transmisión del virus lo veo muy mal ya que los clientes sentados en un bar cumplen todas las normas, mascarilla, gel hidroalcohólico , grupos de 6 personas como máximo y distancia de seguridad entre mesas, los contagios no vienen de los bares, vienen de las fiestecitas o quedadas que hay cuando el bar cierra».
Sobre si bajarán las cifras de contagios, «sinceramente creo que seguirá igual ya que pienso que los contagios no vienen del bar, si mejora algo creo que será por el toque de queda, porque qué sentido tenía este verano que los bares cerráramos a la 1 si la gente se juntaba de botellón hasta las 6 de la mañana».
En cuanto a alguna medida alternativa en su negocio, «solo puedo acatar las normas, limitarme al horario establecido y esperar a que dure este límite de horario en la hostelería el mínimo tiempo posible».