Con una sala llena, especialmente de vecinos y vecinas de El Villar, también de otros puntos de La Colonia y de Écija, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Fuente Palmera, Quique González, abrió el acto presentando a la autora del libro y desgranando este a grandes rasgos, sobre todo la relación del tren «Marchenilla» con nuestro municipio.
Rosa Laguna Boza nació en Écija en 1965. Su segundo apellido delata el vínculo maternal con El Villar. De hecho, muchos familiares residentes en la localidad villarenga y en otros núcleos colonos quisieron acompañarla en esta noche tan especial.
Licenciada en Geografía e Historia por la Universidad Nacional de Educación a Distancia, durante los últimos años ha dedicado su trabajo como investigadora a recuperar la historia del ferrocarril regional escrutando archivos municipales, museos, bibliotecas, periódicos y antiguas estaciones.
Pero principalmente, entrevistando a los últimos protagonistas y testigos de una historia, la del «Marchenilla», que gracias a este trabajo toma cuerpo. Para Rosa esta experiencia fue la más gratificante, la de conversar con personas que tuvieron más o menos vinculación con el tren, la mayoría de ellas desgraciadamente ya no están hoy con nosotros.
«Un siglo de ferrocarril en Écija»: Memorias del Marchenilla (Editorial La Rueca) es la primera obra literaria de Rosa Laguna, que ya va por la segunda edición desde el pasado mes de enero. La primera salió en diciembre de 2022. El libro se puede adquirir en varias librerías de Écija y en webs como Amazon, La Casa del Libro o Agapea.
Este pasaje de la historia comienza a mediados del siglo XIX, cuando la llegada de las líneas férreas se asocia al progreso, a la modernidad y a un incipiente desarrollo industrial en España; y acaba en los años 70 del pasado siglo XX.
En los años 1851 y 1853, la rica y próspera ciudad de Écija, ubicada en el trazado del Camino Real entre Madrid y Cádiz, fue invitada a unirse al estratégico proyecto de enlazar mediante líneas férreas los Pirineos con Cádiz, punto de encuentro de uno de los puertos más importantes de Europa.
Por dos veces, los gobernantes locales hicieron caso omiso a esta propuesta de adhesión al proyecto, y de esta manera Écija y su comarca quedaron aisladas de los novedosos caminos de hierro. Años más tarde, y tras numerosas tentativas, se implantaba una línea férrea que conectaría la comarca ecijana con algunas capitales andaluzas.
Este tren llegaba a Écija en 1879 en forma de línea secundaria, partiendo de Marchena, y conectando poco después con Córdoba (a través de la cercana estación de Valchillón). Durante los 91 años que se mantuvo operativa esta vía férrea entre Marchena y Valchillón, el tren fue el medio de transporte habitual de la población; del mismo modo, comerciantes, industriales y agricultores distribuían sus productos por toda la península.
Cuando el Estado decide desmantelar por falta de rentabilidad económica y dentro de un plan de modernización un buen número de líneas férreas secundarias españolas, la de Marchena – Valchillón es una de las primeras en clausurarse (31-12-1970).
En un intento de frenar ese cierre hubo movilización por parte de gobernantes locales, industriales, y otras entidades que se sentían afectadas por la medida, entre ellas el Ayuntamiento de Fuente Palmera. Pero la industria del automóvil, y el negocio del transporte por carretera, habían ganado la partida al ferrocarril. Écija y su comarca perdían así, por segunda vez, su tren.
Esta interesante historia, junto con los testimonios orales y un sinfín de anécdotas y acontecimientos que rodearon el paso del tren por las estaciones que componían el trayecto Marchena-Córdoba, nutren los distintos capítulos del libro.
En lo que respecta a Fuente Palmera, hay que destacar evidentemente la estación de Navalagrulla, en las inmediaciones de El Villar, que posteriormente se trasladó a Fuencubierta porque estaba más próxima a Fuente Palmera y tenía carretera.
El “Marchenilla” tuvo gran influencia sobre La Colonia de Fuente Palmera por ser el único medio de transporte de los vecinos en sus desplazamientos a Córdoba y de los lugareños de El Villar a Écija, población que ha tenido y tiene gran influencia sobre los villarengos.
Tras la intervención de Rosa Laguna Boza, que se emocionó en un par de ocasiones, se abrió un turno de preguntas entre los asistentes, la mayoría de los cuales contaron algunos episodios curiosos que vivieron de niños o muy jóvenes en torno al tren.
También se desveló que la autora está trabajando en un segundo proyecto con la Asociación Cultural 1767 de El Villar para publicar un libro sobre la historia, costumbres y tradiciones del núcleo colono. Como colofón, Rosa Laguna firmó y dedicó el libro a las personas que lo adquirieron in situ al acabar el acto.