Laura Reyes Pradas es licenciada en Comunicación Audiovisual y lleva más de doce años viviendo en Madrid, donde trabaja como diseñadora gráfica en el programa «El Intermedio», de La Sexta.
Aunque nació en Córdoba, Fuente Palmera es su pueblo. Toda su familia es de aquí y la mayoría vive en Fuente Palmera. Es hija de Julián Reyes y Ana Mari Pradas. Tiene dos hermanos, Ana, a la que muchos conocemos por su clínica de fisioterapia, y Julián, que actualmente vive en Ibiza.
A Laura le une un fuerte lazo con su pueblo y suele bajar a menudo a visitar a su familia y amig@s, algo que se ha truncado ahora de golpe con la crisis del coronavirus.
– ¿Cómo llevas estas semanas en una ciudad que es el centro neurálgico de la pandemia?
Imagino que al final lo estamos viviendo como la mayoría de vosotros. Evito salir de casa lo máximo posible. Apenas he salido dos veces al supermercado en estas dos semanas y trato de llevar a cabo todas las medidas de seguridad y protección que nos recomiendan.
Yo estoy tranquila y trato de mantener la calma, pero muchos amigos y compañeros están preocupados por si de repente les ocurre algo a ellos o a sus familiares más vulnerables. Tienen miedo de no poder ser atendidos debido al colapso de los hospitales.
– ¿Conoces a alguien que trabaje en los servicios sanitarios y te haya contado la realidad y el colapso de los hospitales, etc.?
Sí, tengo a varios amigos que trabajan en hospitales. Cuando hablo con ellos me derrumbo un poco más, me cuentan de cerca una realidad terrible y me aseguran que la mayoría no somos conscientes de lo que realmente se está viviendo en los hospitales. Me cuentan que esta crisis supera cualquier límite.
– Llevas dos semanas trabajando desde casa, ¿cómo organizó tu empresa el trabajo y cómo te has adaptado? ¿lo llevas bien?
Las medidas de seguridad arrancaron en mi empresa una semana antes de que el Gobierno declarase el estado de alarma. Se organizaron turnos para bajar al comedor, nos separaron para garantizar la distancia de seguridad, deshabilitaron las fuentes de agua por posible foco de contagio, distribuyeron gel desinfectante y mascarillas… etc.
Una vez declarado el estado de alarma, se decidió que todos trabajásemos desde casa. Hemos necesitado una semana para coordinarnos todo el equipo. Trabajamos en un programa de televisión que se emite a diario y en directo y organizar todo esto desde casa ha sido una locura. Finalmente hemos conseguido arrancar y la verdad que agradezco el hecho de poder teletrabajar. Me ayuda a seguir una rutina y ocupar la mente.
– Para ti, ¿qué es lo más negativo y lo positivo de tu confinamiento?
Sin duda, lo más duro es estar lejos de mi familia y mi pareja sin saber por cuánto tiempo. Prefiero vivir el día y ser consciente de que al final, lo único que nos están pidiendo es que nos quedemos en casa. Creo que es importante que convirtamos nuestro hogar en nuestro refugio. Aprovechemos este tiempo para hacer todo eso que nos gusta y que nos ayuda a crecer: leer, escuchar música, tocar algún instrumento, cocinar cosas ricas, pasar tiempo con nuestras mascotas, mirar el cielo por la ventana… en definitiva, entrar en contacto con la vida auténtica, que con tanta frecuencia se nos olvida. Tenemos incuso la suerte de poder estar conectados: hacer videollamadas con familiares y amigos también entra en el plan.
– ¿Qué te cuentan y qué sabes de la situación aquí en La Colonia?
Estoy continuamente en contacto con mi familia y amigos de La Colonia. Nos escribimos o llamamos a diario, nos contamos cómo lo llevamos y nos damos ánimo y fuerza entre todos.
Me cuentan lo mucho que se está respetando todo este confinamiento, todas las medidas de seguridad y desinfección que se están llevando a cabo, así como la campaña que se ha puesto en marcha para la fabricación de mascarillas y batas para personal sanitario. Estoy muy orgullosa de mi pueblo. Es el momento de estar más unidos que nunca. Juntos nos hacemos fuertes.
– ¿Qué es lo que más echas de menos de tu pueblo, aparte de tu familia?
Vivir en una gran ciudad tiene sus cosas buenas, y a mí personalmente me encanta Madrid, pero a menudo echo de menos la tranquilidad y sencillez del pueblo.
En estos momentos es inevitable hacer un balance de todo y estando lejos de mi familia y mi tierra, valoro aún más ese vínculo y conexión entre las personas que en el pueblo es fácil de encontrar.
– ¿Qué piensas en general de esta crisis sanitaria? ¿Crees que va a cambiar nuestras vidas, nuestra sociedad, la forma de relacionarnos, es algo que pasará y se volverá a la realidad anterior…?
No sólo lo creo, estoy segura que va cambiar mucho nuestras vidas. Estamos viviendo de cerca lo frágil que es la vida. Es una experiencia desafiante y espero que esto nos haga valorar más lo que realmente importa.
Es curioso, porque estamos separados y sin embargo nos sentimos más unidos que nunca, como si todos nos preocupásemos por los demás de una manera sincera, como si todos estuviésemos remando en la misma dirección.
Creo que esta pandemia es una lección de humildad, solidaridad y adaptación.