Salvador Delgado Aguilar, de 62 años y natural de Écija, es un agricultor hecho a sí mismo. Lleva toda la vida trabajando en el campo y hace unos 20 años estableció su explotación agrícola en Villalón, el pueblo de su mujer, Flori. Antes habían trabajado un tiempo en Murcia y regentaron durante seis años una frutería en Écija, la cual les iba muy bien, pero el trajín de ir y venir, los horarios, etc., les llevó a dejarla con mucha pena por el cariño mutuo hacia los clientes.
Salvador recuerda que empezó con los tomates en ‘El huerto de Ángel’ y luego pasó a trabajar la tierra que su suegra le dejó a su mujer, “preparándola con mucho esfuerzo para poner los invernaderos”. Siempre se ha dedicado a las hortícolas, sembrando pimientos, berenjenas, sandías, melones, coliflor, habas y un largo etcétera. Actualmente tiene más de 7.000 metros en invernadero en los que produce al año unos 90.000 kilos de tomate. Y tiene otros 7 u 8 mil metros de cultivo exterior, parte de ellos dedicados a la alcachofa desde el año pasado, y otra pequeña parte con cebollas.
Salvador y Flori llevan adelante su actividad agrícola. Se trata de un negocio familiar y sólo cuando hay “un apretón” contratan a personal para que les eche una mano.
En cuanto a la comercialización de sus tomates, Salvador los vende a distintos almacenes de la provincia, por supuesto también a Fuente Palmera, “estamos corriendo de aquí para allá todos los días”, confiesa. Recientemente ha empezado a trabajar con una importante cadena de supermercados de Écija, que se lleva unos 500 kilos diarios de tomate, y por ahora los resultados son buenos. “Les doy buen precio, aquí no hay intermediarios, y como se dice, el producto va de la huerta al consumidor, prácticamente”.
La calidad del tomate de Salvador Delgado es extraordinaria. El hecho de tener varios invernaderos le permite realizar una producción escalonada y disponer de tomate todo el año. “Llevándolo en condiciones, con una plantación uniforme y sin errores, podemos producir unos 14.000 kilos por cada mil metros cuadrados”, indica. Para la cosecha de invierno utiliza bastante estiércol, lo cual no es posible al mismo nivel en verano por las altas temperaturas.
La innovación también se ha hecho necesaria y hace unos meses instaló un moderno equipo de filtrado y riego a goteo. Ha sido una inversión cuantiosa pero que le está permitiendo ahorrar dinero, trabajo y tiempo.
Aunque el trabajo no le falta, otra historia es el sector y los precios. Salvador nos comenta que “ahora mismo la situación no es buena, con los precios tirados. Hay tomate en los mercados de todos sitios, incluso vienen de los Países Bajos a granel en cajas de cartón a 20 céntimos el kilo, solo el porte y la caja valen más que el producto”. No obstante, Salvador se va defendiendo entre la venta a tiendas y almacenes, “pero estamos trabajando más para ganar menos que antes”.
Situación del sector hortícola en Fuente Palmera
Para Salvador, lo primero es que “los agricultores de la Colonia debíamos de estar unidos todos porque es la única forma de poder rentabilizar mejor nuestras producciones. No es lógico que tengamos cada uno que estar corriendo para un lado y para otro llevando nuestros productos, perdiendo muchas horas. A mí me gustaría estar dedicado casi plenamente a mi tierra y la distribución se organizara de otra forma. Si hubiera aquí un punto de recogida del tomate y luego se enviara para Almería o para otro sitio, sería lo ideal”.
Recuerda algunos intentos frustrados como cuando hace unos años una treintena de agricultores colonos se asociaron a Zamexfruit (Palma del Río), “quisieron hacernos hasta nuestra propia marca, pero no fueron capaces de vender los tomates y perdimos dinero”. Y más recientemente se han tenido a nivel de la Colonia esos contactos con empresas de Almería, también de Sevilla, “pero el asunto es complicado y van pasando los años”.
Lamenta que siendo esta comarca un sitio con potencial en la producción de hortícolas no se haya abordado con éxito el tema de la comercialización.
Salvador Delgado no vería malamente que con motivo de la construcción del Polígono de Los Fruteros, y contando con cierta unión de un número de agricultores, se pudiera solicitar al Ayuntamiento una nave como punto receptor y de distribución. “Algo tenemos que hacer porque esto va cada día a peor, la venta nos está costando más esfuerzo, yo tengo que tener más metros para ganar menos dinero, con eso creo que lo digo todo”.
Relevo generacional
Para terminar con la entrevista, preguntamos a Salvador por el relevo generacional en su actividad agrícola. A día de hoy, su único hijo, de 19 años, está centrado en sus estudios de Informática y no piensa dedicarse al campo. Por tanto, cuando llegue la hora de jubilarse no sabe qué pasara con sus invernaderos, no piensa mucho en ello, pero le gustaría que alguien los pudiera llevar de la misma forma que lo hace él.
