Las presentaciones literarias no podían faltar en un evento de estas características como es el Otoño Cultural. Si bien el pasado martes se presentó el ya conocido libro de Pepe Espejo, Retazos de una vida, este viernes ha tenido lugar un agradable estreno. Uno de nuestros cronistas oficiales, Francisco Tubío, vuelve a obsequiarnos con una publicación de carácter histórico, pero esta vez novelada. Intrigas en Écija se convierte así en la primera novela histórica de Tubío, eso sí, basada en documentos y datos oficiales y con los personajes reales que protagonizaron ese momento concreto en los inicios de los asentamientos colonos en esta tierra hace 250 años.
Con un salón de actos de la Casa de la Memoria lleno hasta la bandera, participaron en el acto el concejal de Cultura, Quique González, el responsable del Centro Guadalinfo y autor de la reseña de la contraportada del libro, Emilio J. Domínguez, y Francisco Tubío Adame.
La novela arranca en la llegada de los primeros colonos a la zona de Los Picachos -como era conocida La Colonia al principio- en el otoño de 1768. Tal y como está documentado, fue el cura Santiago Didier el que llegó de La Magaña, una aldea de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, acompañando a un grupo de colonos saboyanos. Precisamente entre estos se encontraba uno de los ascendientes de Francisco Tubío, llamado Jacinto Balmón.
Fue en el invierno y primavera de 1769 cuando realmente se completa el total poblamiento de La Colonia. En ese año fue cuando sufrieron los colonos una serie de adversidades, que son las que aparecen en Intrigas en Écija. Ya por muchos son conocidas las dificultades que vivieron al instalarse. Tuvieron que hacerse las viviendas, cultivar una tierra inhóspita poblada de palmitos y, por si fuera poco, las aguas eran malsanas, hubo epidemias, etc.
En el aspecto político se produjo la llegada en mayo de 1769 del consejero Pérez Valiente por orden del Consejo de Castilla, ante las reiteradas quejas de las autoridades de La Colonia sobre la figura de Pablo de Olavide. Esta circunstancia paralizó la vida social y política. En agosto cesa Pérez Valiente y vuelve Olavide, el cual visita La Colonia en septiembre. En su análisis califica la situación como mala, pero no tanto como otras zonas, caso de La Luisiana, que sufrió unas epidemias más duras. El superintendente ratificó al Primer Comandante Civil, Simón Desnaux.
Uno de los grandes problemas, eje de la novela, fue la fuerte oposición de los ecijanos. El pueblo y el Cabildo ecijano vieron como de la noche a la mañana vinieron una serie de personas a los que no entendían y que se instalaron en sus campos. Como es evidente, elevaron sus quejas al Consejo de Castilla, pero el presidente de éste, el Conde de Aranda, era muy partidario de la colonización y defensor de Olavide. Después de esta fase de quejas se inició una fase de intimidación, con presiones a los vecinos. Fue en agosto de 1769 cuando queman La Parrilla, los terrenos de El Villar y los terrenos de La Luisiana, muriendo varios colonos en dichos ataques. Todos estos hechos aparecen en la novela.
Tras estos amotinamientos, el Consejo de Castilla impone una serie de normas, manda una compañía de guardias a Écija y dicta la Real Orden de San Lorenzo por la que condena a pena de muerte a todos aquellos que queman las Nuevas Poblaciones. Posteriormente se inicia un diálogo entre el regidor de Écija y Olavide. Así, con una carta dirigida por el superintendente a los regidores en la que expresa el deseo de acabar con el conflicto, termina la novela de Francisco Tubío. Y efectivamente, la situación se normalizó y se le dio más protagonismo a los habitantes de Écija, ocupando muchos de ellos las suertes de El Villar para cortar los enfrentamientos. Fue a partir de 1771 cuando la situación se estabilizó.
Por otra parte, se narra en la novela el hecho de que muchos colonos se querían ir de aquí porque no le habían dicho la verdad sobre lo que se encontraron al llegar. Pero como habían firmado un documento para permanecer durante diez años, no podían marcharse legalmente. Entonces se cuenta la historia de dos colonos que fueron a Écija a solicitar dos pasaportes falsos para poder salir de La Colonia, lo cual no llegó a buen puerto y fueron encausados.
Origen de la novela
Después de haber escrito mucho y de tener publicados cerca de diez libros de historia sobre La Colonia, Francisco Tubío pensó que no había novelado nada y que era el momento de ofrecer a sus paisanos una pequeña novela de 70 páginas para que conozcan cómo se desarrollaron los hechos, de una forma más amena y no tan fría como puede mostrar un libro ceñido a la historia.
Para Tubío ha sido un grata experiencia que quería vivir y hoy, después de dos años de elaboración, ya es una realidad saliendo a la luz pública. El cronista oficial de Fuente Palmera sigue trabajando en tres nuevos proyectos: uno sobre la evolución demográfica de todos los núcleos colonos; otro sobre el marchenilla, aquel mítico tren que pasaba por Fuencubierta; y un tercero sobre las antiguas torres de telegrafía existentes en los molinos El Puntal y Cogujadas.
Intrigas en Écija está editada por la Diputación Provincial de Córdoba, que ha facilitado 750 ejemplares al Ayuntamiento, estando pendientes otros tantos para completar la cifra de 1.500. Al finalizar la presentación se repartieron varias decenas de libros entre todos los asistentes y el autor firmó y dedicó algunos de ellos a varios vecinos.
Actuación de la Coral San Isidro Labrador
La jornada de viernes del Otoño Cultural la cerró la Coral de la Asociación de Mayores San Isidro Labrador de Fuente Palmera, que una vez más volvió a deleitar con sus interpretaciones a los espectadores, mostrando sus avances en el terreno musical. El colofón a la actuación lo puso el carloteño Alfonso Gálvez, profesor y experto en el baile por sevillanas, flamenco, etc.
Jornada del jueves
El Otoño Cultural vivió el jueves otra actividad novedosa con el espectáculo «Dime que me quieres…y te acoplo», donde la escritora y periodista, Matilde Cabello, y la actriz y cantante cordobesa, Marisol Membrillo, dieron un repaso -con mucha ironía y más intención- al contenido machista de las letras de algunas de las canciones de copla más conocidas de los años dorados de este género. Igualmente, la Casa de la Memoria se llenó de público con la presencia de miembros del Centro de Adultos y de las asociaciones de mayores colonas.