Con anterioridad, desde las 10 de la mañana hasta el mediodía, se celebró el I Torneo de Ajedrez ‘Paco el Cura’, donde participaron cerca de setenta aficionados de todas las edades, entre ellos, todos esos chavales que forman parte de esa escuela local de ajedrez que impulsó precisamente Paco. Esta actividad también daba el pistoletazo de salida a la XXIII Primavera Cultural de la Asociación Ramón de Beña, que prácticamente en su totalidad está dedicada a él.
Así, en la tarde del domingo tuvo lugar otro homenaje en la Casa de la Memoria, esta vez a cargo de la Compañía Ilusión, que escenificó una adaptación teatral de varios pasajes del Quijote con una excelente acogida por parte del público. Igualmente, se leyeron varios textos seleccionados como es tradicional en cada Primavera Cultural. Durante esta semana continúan los actos hasta el domingo 29, además de que hasta el próximo viernes 27 se puede contemplar la exposición del taller de pintura para adultos y niñ@s de la Asociación Ramón de Beña y se puede disfrutar de una nueva edición de la Feria del Libro, en horario de tarde (7.30 a 9.30) en la Casa de la Memoria.
Volviendo a la fiesta del sábado, por la que pasarían aproximadamente unas 400 personas, se inició con la entrega de premios del I Concurso de Relato Corto y Poesía ‘Paco el Cura’, cuyos ganadores fueron los siguientes:
Categoría Adultos:
– Relato Corto: Antonio Toledano Díaz, de Posadas, con «Entre el cielo y el purgatorio»
– Poesía: Manuel Ortas Castilla, con «Hatshepsut».
Juvenil:
– Relato Corto: Eva Alcaraz Hilinger, con «Ihor, la ciudad perdida».
– Poesía: Nuria Machado Llagas, con «Mi pequeño tesoro».
Infantil:
– Relato Corto: Francisco José Carranza Rosa, con «La lágrima sanadora».
– Poesía: Claudia Martínez Romero, con «La primavera», y Mari Loli Laguna Hens, con «El arroyo».
El evento tuvo un desarrollo irregular con varios parones debido a los intermitentes chaparrones, que obligaron a los técnicos a tapar los equipos de sonido y al público a resguardarse de la lluvia como podía. Además, se tuvo que suspender el recital de poesía de la Asociación de Mujeres Victoria Kent, el cual se traslada a Fuente Carreteros el próximo 1 de mayo en el marco de los Premios Juan Ramírez, en la Casa Grande. Asimismo, el grupo que cerraba la fiesta, ‘Frenesí’, apenas tocó un par de temas y tuvo que dejarlo por la lluvia, por lo que sobre las diez de la noche concluyó la fiesta homenaje.
Quienes sí intervinieron con el recuerdo y el cariño siempre hacia Paco, fueron Rosi Martín, presidenta de la Asociación Ramón de Beña; Quique González, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Fuente Palmera; Rafa Yuste, compañero y amigo personal de Paco el cura; Rafael Adolfo Téllez, poeta y escritor cordobés, también amigo; y Enriqueta Garrido, de Villalón, amiga y compañera en el partido Olivo.
Y en la parte artística, actuaron sobre las tablas la Chirigota de La Colonia ‘Los gamberros del takatá’, la Asociación La Cigüeña, el Coro de la Asociación de Mayores San Isidro Labrador, Karlos el Mago y Manolo Dugo Rossi,
todos ellos vinculados y unidos en mayor o menor medida a Francisco López de Ahumada Suárez.Especialmente emotiva y significativa fue la intervención de Rafael Yuste Moyano, cura obrero jesuita que llegó a La Colonia junto a Paco y a Miguel Ángel Ibáñez a principios de los años 70. Una de las primeras cosas que dijo fue que si había alguien en La Colonia que se mereciera un homenaje, ese era Paco el cura, «que no dejó de ser cura nunca, lo fue hasta el día que murió. Todo el que cree que Paco dejó de ser cura el día que se casó, está en un error. Porque demostró que serlo no está necesariamente ligado ni a ser funcionario de la iglesia ni a ser célibe.
No solamente porque siguió creyendo, con más fe que algunos de los que hemos permanecido en la iglesia, sino porque con la misma palabra que designamos a Paco -la de cura-, indica que en él hubo una actitud humana fundamental que es el cuidado. Paco parecía una persona hecha para cuidar de los demás, y ser cura radicalmente significa eso. Y Paco lo hizo durante toda su vida». También señaló entre las muchas virtudes de Paco que todo en la vida lo hizo «por convicción y por libertad elegida».Rafa Yuste recordó que la primera vocación de Paco fue la de educador, ya que empezó a estudiar Magisterio. Luego entró como jesuita con 19 ó 20 años. Y «ha sido educador toda su vida, lleno de creatividad y con una facilidad increíble para enganchar con niños, con jóvenes, con adolescentes… Ha sido un trabajador de la cultura, poeta, narrador, comunicador, orador, con una capacidad permanente y universal para educar y transmitir a los demás la necesidad de superarse a sí mismo, descubrir el mundo y su sentido».
Sobre lo de ser cura obrero «tuvo para él y para nosotros un especial significado, púes él eligió ser uno de tantos, renunciando a ciertos privilegios. Jamás vivió del pueblo, sino con el pueblo y para el pueblo, no sólo económicamente, sino tampoco política ni socialmente».
En un ámbito más personal, Rafa Yuste indicó que Paco fue «amigo, compañero, cómplice, confidente, la persona con la que he tenido más afinidad y planteamientos más asumidos colectivamente en toda mi vida. Desde que murió he oído que Paco era una persona muy prolífica, capaz de llevar a la vez varias cosas, y que era una persona muy coherente e íntegra, humilde, no apegada a la vanidad ni al reconocimiento, ni al poder… eso es lo que nos deja, para que sigamos haciendo la vida lo mejor posible». Y terminó con «Paco va a estar mucho tiempo presente entre nosotros, pero hay que saber ser realista, no va a durar eternamente su memoria, pero su cariño, que fue tanto y para tanta gente, va a perdurar y va a ser un referente humano, de persona pública, de educador, de cura y, en definitiva, de Paco. Gracias por haber sido como has sido».