Bajo una temperatura bastante agradable, las dos primeras jornadas del certamen han sido un éxito de público. El primer día unas doscientas personas, principalmente familias con sus hijos e hijas, disfrutaron del espectáculo de títeres de guante y marotes ‘El Retablo de Maese Pedro’, una adaptación divertida de varios capítulos del Quijote, entre ellos la historia de Doña Melisendra y sus amores y desamores. Con esta obra, la compañía albaceteña La Tirita Teatro se suma a la conmemoración del IV Centenario de la publicación de la segunda parte de El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha. Al final, el titiritero prestó por unos momentos las diferentes marionetas a varios niños y niñas que muy sorprendidos, a la vez que sonrientes, posaron con ellas para hacerse fotos.
Ayer sábado la Plaza Real registró una mayor afluencia con aproximadamente 250 personas. La compañía de Motril(Granada) Ciquitraque Teatro arrancó las carcajadas de grandes y pequeños con la puesta en escena de ‘El Rey Zarandajas’, que junto a los personajes de la dulce Jimena, el valeroso caballero Correquetevás, la bruja Rechufla y algunos otros narraron la historia de un rey malvado y egoísta que quería tenerlo todo, incluso quería arrebatar los sueños de los habitantes de su reino. Los actores y titiriteros de esta obra fueron dos, que utilizaron marionetas de técnicas variadas y música en directo con un violín, además de interactuar con el público corriendo entre las filas de sillas con algunos de los títeres. La moraleja de esta obra es que los sueños pertenecen a las personas, a los niños y niñas, «que nadie os los arrebate, porque los sueños son la libertad», concluyó uno de los titiriteros. Como colofón, también ofrecieron los personajes a los más pequeños para que tuvieran un recuerdo imborrable.
Y hoy, la compañía anfitriona ‘A la Sombrita’ hace una adaptación al teatro de sombras del cuento de Michael Grejniec ‘¿A qué sabe la luna?’. ¿Quién no soñó alguna vez con darle un mordisco a la luna?: este es precisamente el deseo de los animales de este cuento. Tan sólo pretenden probar un trocito, pero por más que se estiran, no son capaces de tocarla. Se trata de una historia de deseos que parecen inalcanzables a primera vista, como la luna, pero que consiguen hacerse realidad gracias a la colaboración entre los protagonistas. A medio camino entre la fábula y la leyenda, este relato titulado ‘Un trocito de luna’ ofrece una poética moraleja que habla de generosidad, solidaridad y sueños compartidos. La cita es a las 17.00 horas en la Casa de la Memoria, con aforo limitado. Si el año pasado ya se quedó pequeña con otra de estas obras de títeres de sombras, esta tarde el panorama se espera similar. Otra prueba más de la necesidad de un espacio cultural mucho más amplio en Fuente Palmera.
