El pasado 10 de diciembre, Iván González Tobar, arqueológo y licenciado en Historia, natural de Fuente Palmera, defendió en Montpellier (Francia) durante más de cuatro horas y media su tesis de doctorado, cuyo objetivo era reconstituir la historia socioeconómica del mundo que envuelve la producción de las ánforas de aceite de oliva en la Córdoba romana.
Este trabajo forma parte del programa de investigación franco-español OLEASTRO (2016-2019, LabEx Archimède), dedicado a la industria alfarera romana del Valle del Guadalquivir, el cual llevó, entre otros hallazgos, a los descubrimientos del alfar romano más grande hasta ahora conocido (El Mohíno, 2018) y del más antiguo (Fuente de Los Peces), situado entre Ochavillo del Río y Villalón.
La excavación de ambos yacimientos estuvo dirigida por Iván González, que contó con un grupo de arqueológos franceses, italianos, argelinos, suecos y españoles. Los objetivos se centraron en indagar en los orígenes de la exportación masiva de aceite bético durante los tres primeros siglos de nuestra era, así como en la obtención de huesos de aceituna carbonizados que se utilizaban como combustible en los hornos. Se hallaron más de 600 muestras destinadas a conocer las variedades de olivos antiguas de época romana.
Hay que destacar que de las tres tesis del programa Oleastro, una sobre la zona de Sevilla, otra de Écija y la del Valle del Guadalquivir cordobés de Iván González, esta última es la que ha obtenido mayores avances, con más excavaciones realizadas, permitiendo identificar entre 20 y 30 alfares en la zona de La Vega mediante tres campañas de prospecciones, decidiendo excavarse dos yacimientos (El Mohíno y Fuente de Los Peces). También hay que decir que ha gozado de mayores recursos económicos, llevando a cabo estudios geofísicos y aerotérmicos (mediante drones).
Tras el excelente resultado de su tesis doctoral, se abre ahora la posibilidad de nuevos proyectos encaminados al análisis pormenorizado de todos los hallazgos, es decir, el desarrollo de análisis carpológicos, morfométricos y antracológicos tanto de los huesos de aceituna como de las ramas de olivo carbonizadas, las cuales pueden arrojar, por ejemplo, si los olivos de aquella época eran o no de regadío. Se trataría de un programa Oleastro 2, aunque no se contemplan nuevos trabajos de campo por el momento.
Respecto a las ánforas de aceite, la precisión que aportan los restos hallados (Dressel 20), la abundancia de este material y la gran visibilidad de los restos arqueológicos han contribuido a ofrecer una abundante documentación inédita y unas condiciones de estudio extremadamente favorables.
