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Sistemas de alarmas y cuarentenas en Fuente Palmera y La Carlota en el siglo XIX

Cuarentenas en Fuente Palmera en el siglo XIX
Fachada del Pósito
En esta hora en la que vemos un poco de luz en este terrible confinamiento, que estamos sufriendo con este maldito virus, miramos para atrás en nuestra historia y contemplamos como La Colonia sufrió la aparición de epidemias o pandemias en dos ocasiones en el siglo XIX.

Nos estamos refiriendo a las de La Fiebre Amarilla y Cólera que tan terribles consecuencias tuvo para Andalucía y que se llevó un gran número de muertos.

El transmisor de la fiebre amarilla es un mosquito chupador perteneciente al género Culex, siendo el principal recipiente del virus, el ser humano y probablemente también los monos. El periodo de incubación dura de tres a seis días y entre los síntomas destacan la fiebre e ictericia, y a causa de ésta los enfermos tomaban una tonalidad amarillenta, del que recibía el nombre la enfermedad. 

España, además de la viruela, en el siglo XVIII vio la introducción de la fiebre amarilla. ¿Por qué esta peculiaridad? Sucede que el vector que transmite la fiebre amarilla, un mosquito, sólo sobrevive en medio de temperaturas elevadas y de aguas abundantes donde prolifera, Por debajo de los 25 grado, su actividad se reduce, y con temperaturas a los inferiores a los 17 declina. La fiebre amarilla es, por lo tanto, una enfermedad, y como vimos, el ámbito geográfico; la franja tropical y subtropical. Es decir, que la propagación de la fiebre amarilla será exclusivamente local, en aquellos países o en aquellas épocas en que los desplazamientos se hagan a pie o a caballo, en cambio, a pesar de su lentitud, la navegación es ya, más temible.

La fiebre amarilla llega a Cádiz en 1800 y corre de Sevilla a Jerez y a Córdoba (1).

Fiebre amarilla en La Carlota. En el año 1800, el día 2 de septiembre dieron principio en La Carlota las enfermedades contagiosas que duraron hasta el 16 de noviembre del mismo año, en cuyo tiempo estuvo acordonado todo el pueblo sin dejar entrar ni salir a ningún colono; se ausentaron más de 200 personas, y de las que quedaron murieron de toda clase, hombres, mujeres y niños más de 145. Se ausentó el Alcalde mayor, don Antonio Basilio Acosta. Con su familia, el señor subdelegado, don Joaquín Cadian, con la suya y a su imitación los demás. Falleció el Capellán mayor don José Serrano de Rojas. Queda por memoria para lo sucesivo que el Alcalde mayor fue depuesto de su empleo, y en su lugar vino don Ignacio Pablo Sandino.

Se quitó el cordón de las tropas que circundaba el pueblo el día 7 de marzo de 1801 a las tres de la tarde, y se hizo salva por los del pueblo, y hubo repique en acción de gracias, y al día siguiente Misa con sacramento y procesión por las calles con el señor de la Misericordia y la Virgen del Rosario. (2).

Fiebre amarilla en La Colonia

La Colonia vio alterada su convivencia por un rebrote de la fiebre amarilla cuyas noticias llegaron en septiembre de 1820.

Por aquella época, tras la sublevación de Riego y aceptación por Fernando VII de la Constitución de Cádiz. La Colonia ve como se deroga el Fuero de Población y se constituye el siguiente Ayuntamiento:

Alcalde, Salvador Guisado.

Regidores, Juan Pistón, Bartolomé Bernal, Manuel Martínez, Juan Jiménez y Juan Guisado.

Secretario Marcos de Lara,

Fecha de constitución 14, de abril de 1820.

Seguidamente el 9 de julio de este año, se constituye la Junta de Sanidad Local, compuesta por el alcalde Salvador Guisado, el regidor Juan Pistón, el párroco Miguel Escamilla, el sangrador Antonio Quero y el hombre bueno Lorenzo Guisado, asistidos del secretario Marcos de Lara. Esta recibe la terrible noticia del “rebrote de fiebre amarilla, en Cádiz y Sevilla. La Junta se reúne el 6 de septiembre de este año de 1820, y toma los siguientes acuerdos:

1º. Que todos los estercoleros que hay en los alrededores de esta población se quiten en término de ocho días y después para ponerlos de nuevo pidan los interesados al Sr. Alcalde le señale el sitio donde deban ponerlos para en adelante.

2º. Que todos los días se rieguen y barran las calles sin permitir que por ellas anden cerdos, ni echar aguas contaminadas.

3º. Que ningún vecino pueda admitir en su casa a forastero alguno, sin que antes presente su pasaporte y de cuenta a la secretaría de este Ayuntamiento.

4º. Que los que no respeten esta disposición además de la responsabilidad que tienen de cuantos perjuicios se originen, pagaran la multa que se les impongan.

Todo lo cual se hará saber al público por medio del Sr. Alcalde el que queda en la ejecución de la Providencia. (3)

En consecuencia de lo acordado por la Junta Municipal de sanidad de esta población y en la necesidad que hay de saber los forasteros que van y vienen por esta población, procédase a la cerca de tapias de la población , pasando de oficio a este Cabildo para su abono como también para que lo haga de los útiles que se necesiten en la en la dispensación de sanidad , la cual estará en la casa del Pósito, en cuya calle ha de quedar la puerta, y la guardia se hará por todos los vecinos de dentro y de fuera de esta población. Dos individuos cada día y además un diputado que serán los siguientes, Don Miguel Escamilla, don Marcos de Lara, don Félix Roldan, don José Puyol, don Manuel Guerrero, don Antonio Guerrero, don Juan Guisado García y don Juan Guisado, los cuales turnaran cada día uno, repasando los pasaportes que se presenten, estando con particular cuidado y bajo su responsabilidad de dar cuenta de cualquier persona que se advierta proceda del país contaminado. Que igual encargo se les haga a los hombres buenos de las Aldeas para que no permitan introducción de ningún forastero en sus respectivas Aldeas, y que avisen de cualquier novedad para todo lo cual la correspondiente ordenes al Sr. Alcalde para que así se ejecute. (4)

La historia del cólera comienza en pleno siglo XIX, asolando durante cuatro veces consecutivas, con un lapso aproximado de diez años, amplias zonas de territorio, mayores que con ninguna otra enfermedad infecciosa haya podido afectar.

El periodo de incubación del cólera y su rápido curso nos ayuda a comprender el por qué dicha enfermedad endémica en la India, no salió de ella hasta el siglo XIX con motivo de modernizarse los transportes. (5)

La noticia del cólera llega a la Colonia en el año 1885 y por ello se suspende la Feria Real de aquel año.

Testimonio que nos da el siguiente acta; “En la villa de Fuente Palmera a doce de agosto de mil ochocientos ochenta y cinco, reunidos en la sala capitular los señores del Ayuntamiento cuyos nombres al margen se expresan y declarada abierta la sesión extraordinaria por ser la hora designada al efecto por el referido señor Alcalde Acto seguido, se hizo presente a la corporación que el objeto de la sesión como se tenía manifestado en la convocatoria no era otro que el proceder a la discusión sobre si convenía o no la celebración de la feria que se celebra en esta villa en los días diez y nueve y siguientes hasta el veinte y dos del corriente en atención al estado aflictivo en que nos encontramos con la aparición del cólera en diferentes pueblos de esta provincia, por desgracia, la corporación en vista de lo expuesto por el Sr. Presidente, y después de una larga y detenida discusión en la que tomaron parte diferentes señores, tanto del Ayuntamiento como de la Junta de Sanidad, que también concurrieron, acordaron por unanimidad suspender la celebración de la indicada feria y que se anunciara al pueblo por medio del Boletín oficial.” (6)

A estas alturas y con los medios científicos que tenemos no podíamos imaginarnos que estaríamos peor que los colonos del siglo XIX, y que nos veríamos confinados ante esta terrible pandemia.

NOTAS

1.-Arjona Castro A. “La población de Córdoba en el siglo XIX”. Córdoba 1979.

2. Nieto Cumplido M. Trabajo inédito sobre la Parroquia de La Carlota.

3. Tubío Adame, F. Actas VI Congreso Histórico sobre Las Nuevas Poblaciones. Fuente Palmera, mayo 1994.

4. Archivos Municipales de Fuente Palmera. Actas capitulares.

5. Arjona Castro, A. Ibídem

6.- Archivos Municipales de Fuente Palmera, Actas capitulares.

* Francisco Tubío Adame, Cronista Oficial de Fuente Palmera.

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