Más de 200 personas se congregaron en la sede de IU en Fuente Palmera, o al menos lo intentaron, ya que muchos de ellos tuvieron que presenciar el acto desde fuera porque la sala se quedó pequeña para acoger a militantes, invitados, simpatizantes y familiares de los homenajeados.
Abrió el acto Quique González, que pidió el primer aplauso de la noche para «los compañeros y familiares que en este último año nos han dejado, así como solidarizarnos y darles desde aquí todo el apoyo y el aliento al pueblo venezolano, para que los dejen decidir y vivir en paz y en democracia y no tengan que estar sometidos los pueblos latinoamericanos siempre al súper poder de los EE.UU.».
Antes de las intervenciones protocolarias, el vecino de Ochavillo, Bartolomé Gomáriz, emocionó al público con un par de poesías llenas de sentimiento.
A continuación intervinieron Francisco Javier Sánchez Guisado, Coordinador Local de IU, y Francisco Javier Ruiz, alcalde de La Colonia. Antes de pasar al momento de los reconocimientos, se proyectó un vídeo de la gestión del equipo de gobierno del Ayuntamiento y del grupo de IU de Ochavillo del Río y de La Colonia. Quique González disculpó la ausencia de Aroa Moro, alcaldesa de Ochavillo, que no pudo asistir por un proceso gripal.
El primer homenaje de la noche fue para Conchita Mohedano Gómez, vecina de La Ventilla de 94 años, una mujer luchadora y comprometida, que ha dejado un gran legado en sus hijos y nietos. Leyó su biografía su nieto Juan Segovia:
«Creo que este reconocimiento es, desde un punto de vista de la justicia social muy importante, porque en él no sólo se reconoce a mi abuela, si no a una generación de mujeres a las que la tragedia de la guerra civil les pilló siendo muy jóvenes, prácticamente niñas y que las circunstancias las obligaron a crecer y hacerse mujeres muy rápidamente. Son también mujeres a las que la sociedad les negó toda oportunidad de crecimiento personal, pues tuvieron que dedicar toda su vida a cuidar de sus hijos y maridos en unas circunstancias muy duras y una sociedad tremendamente machista».
{loadposition publinoticia}
«En el caso de mi abuela, siempre se la ha conocido como una mujer buena, cariñosa, solidaria y sobre todo muy trabajadora. Pero junto a todo esto, he de decir que probablemente sea una de las personas más inteligentes que conozco, con una memoria excepcional capaz lo mismo de nombrarte casa por casa quienes son todos y cada unos de los vecinos de La Ventilla como de relatarte como empezó con mi abuelo con el negocio de la tienda, contándolo con una viveza de detalles que casi parece que fue ayer en vez de hacer ya más de 60 años. Estoy convencido de que de haber tenido las oportunidades de hoy en día, posiblemente mi abuela habría podido ser lo que quisiera. Pero el mundo en el que ella nació no era precisamente el más adecuado para que una niña de una aldea de la Andalucía profunda, hija de un albañil pudiera ni siquiera aspirar a soñar con volar. Bastante tenía con ayudar a sacar adelante su casa».
«También por aquella época, mis abuelos fueron de las primeras familias en la Ventilla en tener un coche. Coche que pronto se convirtió en una especie de servicio público con el que los vecinos de nuestro pueblo podían ir al medico. No pocas mujeres embarazadas fueron llevadas con ese coche al puesto de la cruz roja, para que les atendiesen el parto, con lo que gracias a mis abuelos, muchos niños y sus madres salvaron la vida al recibir asistencia medica en el parto, en una época en la que parir en casa era lo normal y en la que las muertes de mujeres o de bebes en el parto estaban a la orden del día. Ni ella ni mi abuelo dejaron jamás de ayudar a todo aquel que en su pueblo lo necesitara. Y por ello tanto ella como él siempre han sido muy queridos. Su vida es un ejemplo de solidaridad y compromiso con sus vecinos y sobre todo de amor».
Conchita se animó a dedicar unas palabras al público y recibió el galardón y un ramo de flores de manos de Rosa Reyes y Marta Montenegro.
Seguidamente se otorgó el reconocimiento a Manuel Fernández Bernete, un hombre en la sombra, pero en la lucha. Su biografía la leyó Quique González:
«Manuel Fernández Bernete nació el 21 de febrero de 1955 en Palma del Río, el pequeño de dos hermanos, hijo de Francisca Bernete y del conocidísimo camarada Faustino Fernández Bernete. Manuel recuerda una infancia feliz, sin grandes necesidades pero siempre marcada por la política.
Debido a la gran vinculación de su padre con el Partido Comunista, Manuel se queda sin él temporalmente con tan sólo 5 años. Faustino fue condenado por sus ideales a 6 años de cárcel aunque al final, por varios indultos debido a buena conducta y trabajo, la condena se redujo a tres años y medio.
Manuel recuerda aquellos momentos en los que iba a verle a la cárcel de Córdoba y posteriormente a la de Cáceres los días de visita y días festivos. Otro momento inolvidable que hace emocionarse a Manuel, fue el día en que su padre volvió a casa. Llegó en un coche negro muy largo, el cual se paró a unos metros de la casa. Su madre en la puerta intentaba sujetar a los hermanos mientras Faustino salía del vehículo. Francisca tuvo que soltarles debido a sus ansias por ir con papá.
Durante su época de juventud recuerda asistir con su padre a multitud de asambleas ilegales del Partido Comunista en Córdoba. A los 20 años de edad se afilia y comienza a tener mayor presencia y vinculación en las actividades del partido. Con su regreso del servicio militar formalizó su relación con Josefa, la mujer de su vida a la que se unió en matrimonio con tan sólo 24 años. Con 26 años tuvo su primer hijo, José, y dos años después la pequeña rubia Marisa.
Por esa época, se llevaban a cabo muchas otras manifestaciones y huelgas sobre los derechos de los trabajadores del campo y en contra de la llegada de las máquinas dedicadas a la agricultura (recogida del algodón). En este aspecto, Manuel también tuvo una importante presencia y sobre todo, una importante actitud activa, ya que recorría junto a un grupo de compañeros, las fincas de algodón para hablar con los trabajadores e incitarles a que dejaran de trabajar. Ante la llegada de las primeras Elecciones Generales y posteriormente la llegada de las Municipales, a las que se presentaba el PCE, Manuel y sus compañeros se dedicaban a pegar carteles y repartir puerta por puerta, la propaganda y candidaturas entre los distintos pueblos que conforman La Colonia.
Además de ser una persona reivindicativa y luchadora por los derechos de las personas, así como por conseguir una Andalucía y una España justa y democrática, ha sido siempre un hombre trabajador capaz de adaptarse con facilidad a distintos sectores y áreas laborales. Durante su vida laboral perteneció durante muchos años al Sindicato de CC.OO, primero por temporadas y luego continuó durante doce años hasta quedar sin trabajo y cobrar la jubilación.
A día de hoy, ya jubilado, disfruta de su familia y, sobre todo, de sus tres nietos, Marta, Manuela y José, quienes han llegado en los últimos años para alegrarle el día a día.
En la actualidad, Manuel echa la mirada atrás y reflexiona sobre su infancia. Una infancia marcada por el miedo y por el sufrimiento. Piensa en lo dura que debió ser la vida para su padre, en lo que tuvo que sufrir el tiempo que estuvo en la cárce,l pero también piensa en lo dura que fue la vida y sobre todo esos momentos de soledad para su madre al igual que para tantas otras mujeres que vieron a sus maridos presos o aquellas otras que no volvieron a verles, simplemente por apoyar a un partido contrario al régimen, esas señoras sí que merecen un reconocimiento».
Manuel Fernández, muy emocionado, no pudo dedicar unas palabras al público, pero sí lo hizo Manuel León, de Villalón, su amigo y profesor. Ambos se fundieron en un sentido abrazo. Recibió el galardón de Manuel Ángulo y Laura Sánchez.
Por último, recibió igualmente el reconocimiento de sus compañer@s Manuel Jiménez Soldado, «El Molinero», cuya biografía estuvo a cargo de su amigo Paco Barea:
«Nació en Fuentes de Andalucía el 21 de octubre de 1956. Con 4 años emigró con su familia a Sabadell, huyendo del hambre, la miseria y el horror que dejó la Guerra Civil en la memoria de su pueblo. Con 9 años emigraron a Francia, donde se adaptó pronto y obtenía buenas notas en el colegio, incluso por encima de los mismos nativos franceses. Dice que le trataron de lujo y sin reglazos. En 1970 se vinieron a La Peñalosa, pero Manuel se fue a estudiar a su localidad natal, cuajándose como buen estudiante.
Tras unos años interno en la SAFA de Écija, se estableció en La Peñalosa. Juventud, amores, matrimonio, padre, abuelo… Muy comprometido con la causa obrera, a principios de este siglo XXI pasó a ser miembro activo de IU, siendo responsable del Área de Comunicación y Propaganda, dándole más visibilidad y vistosidad a la imagen del grupo.
Persona tranquila, sosegada, sin prisas, cauta, firme en sus convicciones, atributos que le vienen con la edad».
Aunque también emocionado, Manuel Jiménez se dirigió a los asistentes, dando las gracias a sus compañer@s y comentando que «esperamos seguir gobernando en La Colonia, yo creo que sí».
Recibió el galardón por parte de Luis Raya y Julián Hermán.
El colofón a las intervenciones lo pusieron Salva Barea y Julián Delgado desde el Área de Juventud de IU, alabando la trayectoria de compromiso de decenas de compañer@s y mostrando el suyo en el futuro de la organización política.
El fin de fiesta lo protagonizó la cantaora de Cañada del Rabadán, Rocío Luna, que estuvo acompañada a la guitarra por José Rossi «El niño del Pichi», de Ochavillo del Río, y al cante por su paisana Carmen Guisado. Especialmente emotiva fue la interpretación del himno de Andalucía para concluir la actuación.
La velada concluyó con unos aperitivos para todos los presentes por gentileza de IU de La Colonia.